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Del pensamiento heterodoxo: la última
C

oncluyamos hoy nuestro primer acercamiento al pensamiento económico heterodoxo. Recordemos que su base fundamental es polemizar y enfrentar al pensamiento ortodoxo, el famoso mainstream que guía la mayoría de las políticas públicas de la mayoría de los gobiernos. Sí, la teoría del equilibrio general, la visión neoclásica de la reproducción material de la sociedad, fundada –a decir del brillante John Kenneth Galbraith– en el desplazamiento del costo y de la oferta de bienes y servicios como determinantes del precio, al deseo y la demanda como determinantes ya no sólo del precio, sino de lo que se llamó factores de la producción.

Así, al costo como determinante del valor se le agregó la utilidad. Pero –admirémonos, subraya el admirado Galbraith– más que la utilidad general, el mainstream se orientó a la utilidad marginal. Así, lo que le da valor a un producto o a un servicio no es la satisfacción total, sino la satisfacción y el goce procedente de la última y menos deseada adición al consumo. Pero el mainstream avanzó aún más en su concepción y reconoció que los incrementos marginales no sólo influían en la demanda, también en la oferta.

Con este desplazamiento se atendió la preocupación permanente del pensamiento económico, determinar precios, salarios, beneficios, intereses y rentas. Y actualmente –y de manera precisa- en torno a los planteos originales del costo y alternativos de la utilidad, se determinan tanto la ortodoxia como la heterodoxia, aunque hay visiones heterodoxas que no superan el análisis marginalista, asunto que trataremos en un segundo acercamiento al pensamiento heterodoxo.

En particular la visión marxista dentro de la heterodoxia se inscribe en la teoría del valor trabajo de Marx y su concepción de la dinámica económica. Y desde esa perspectiva –precios con base en costos y en tiempo de trabajo necesario– identifica el papel del dinero y muestra las condiciones del crecimiento y de los ciclos económicos.

Asimismo, las condiciones de desigualdad, de crisis, de comercio internacional asimétrico, de mercado de valores especulativo, de precariedad de trabajo e ingresos de los trabajadores. Más aún de la financiarización y el dominio del capital financiero en el mundo, entre otros problemas fundamentales. Incluso, la lamentable preminencia de las economías de guerra. Y propone una transformación radical de estructura y dinámica económicas. Menos para acceder a una economía social de mercado y mucho menos aún a una economía burocrática centralmente planificada.

Tomando la opinión de Michael Roberts, autores como Duncan Foley y Anwar Shaikh de la New School de Nueva York, combinan la economía keynesiana y su sesgo del lado de la demanda con la economía marxista y su sesgo del lado de la oferta. Y aseguran que ello no resulta fácil, especialmente cuando los keynesianos miran hacia una economía basada en salarios y no en ganancias, como lo hace la visión de Marx, y agregan, es aún más difícil combinar la teoría del equilibrio general con la perspectiva dinámica de crisis que propone la visión marxista. (Roberts Michael, Foley and Shaikh: Nobles of Economics without Nobels, The New School Economic Review, Vol 12, 2023). Y asegura que estos autores rechazan el análisis de equilibrio, la llamada estática comparativa y el análisis de unidades individuales a partir de algún supuesto estado de equilibrio. Proponen recuperar la visión global clásica y crítica de Marx y desde ahí, replantear alternativas que realmente beneficien a los generadores de la riqueza social, los trabajadores en el núcleo mismo de los problemas generados: sobrexplotación del trabajo, precariedad del empleo y del salario, con predominio financiero rentista, especulativo y depredador. De veras.

NB: Estos últimos años tuve la fortuna de compartir –al menos en las mañanas de dos días a la semana– breves conversaciones con Carlos Tello Macías, antes de nuestras respectivas clases en la Facultad de Economía de la UNAM. Un halago. Siempre atento, conversador, brillante, crítico y educado. Últimamente dedicado con Jorge Ibarra a la redición de su excelente libro La revolución de los ricos, editado por el Fondo de Cultura Económica (2020).Mucho se le debe en México. Y mucho lo extrañaremos. Abrazo amistoso a sufamilia. Descanse en paz.