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CFE=49 millones de usuarios // Se quedaron con las ganas // Rescate=60% de participación

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▲ La CFE garantiza el servicio a la población con tarifas accesibles.Foto Roberto García Rivas
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omo ha sucedido con Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad se ha enfrentado, contra viento y marea, a la herencia del régimen neoliberal, que la condenó a desaparecer para entregar el mercado sectorial al gran capital, nacional y foráneo. Con López obrador se revirtió esa condena y la presencia del Estado avanza sostenidamente, con lo que se garantiza el servicio a la población con tarifas accesibles.

La notoria diferencia entre la iniciativa privada que se dedica a esos menesteres y la de la CFE es que la primera sólo busca el lucro sin importar que asfixie financieramente a los usuarios, mientras la segunda brinda un servicio público estratégico hasta en los rincones más apartados del país, con tarifas accesibles y sin sobresaltos.

También, como en el caso de la petrolera, la CFE ha tenido que enfrentar diversas cuan intensas campañas sucias en su contra –tanto de corporativos privados (con Iberdrola a la cabeza) como de organismos financieros internacionales, como el FMI– con el fin de desprestigiarla y socavar la política de recuperación de la presencia del Estado en este sector. El régimen neoliberal la condenó a muerte, pero, como diría el clásico, no le han quitado una pluma a mi gallo, o, si se prefiere, no pudieron y se quedaron con las ganas (AMLO dixit) y la empresa productiva garantiza el servicio, avanza con resultados positivos e invierte de forma creciente (algo así como 25 mil millones de dólares en el presente sexenio).

En la mañanera de ayer, funcionarios de la CFE aportaron información detallada sobre el desempeño de la empresa productiva del Estado y un elemento que debe considerarse es el siguiente: “si la Comisión no existiera, si los mexicanos no tuviéramos una empresa pública como ella, los consumidores, los establecimientos aproximadamente hubieran tenido que pagar alrededor de 400 mil millones de pesos más de lo que pagaron por su suministro eléctrico. Ese es el ahorro que tienen los consumidores por la existencia de la otrora paraestatal. Huelga decir que esa monumental cantidad hubiera terminado en los bolsillos de los consorcios privados.

El presidente López Obrador lo resumió así: si se hubiese continuado con la privatización y destrucción de la CFE, no tendríamos los precios que se cobran actualmente, se estaría pagando muchísimo más, como ha sucedido en otros países. Traficantes de influencia y gente acostumbrada al saqueo y a la corrupción se quedaron con el ansia de la privatización. En el Poder Judicial nos tumbaron la ley eléctrica aprobada por el Congreso, la declararon inconstitucional, por esos intereses.

A su vez, el director general de la CFE, Manuel Bartlett, subrayó que el sistema eléctrico nacional es una hazaña del pueblo de México, impulsada por tres grandes presidentes: Lázaro Cárdenas, quien, ante la falta de electricidad en gran parte del territorio nacional, dado que las empresas eléctricas extranjeras sólo llegaban adonde hubiera negocio, fundó la CFE en 1937 para llevar la electricidad a todos los mexicanos que no la tenían, y, coexistiendo con las extranjeras, se desarrolló nacionalmente.

El segundo fue López Mateos: “presionado por el Banco Mundial para elevar las tarifas eléctricas a favor de los privados, dañando a la población, nacionaliza la industria eléctrica plasmando en la Constitución el siguiente mandato: ‘la generación, transmisión y distribución de la energía eléctrica para el servicio público está reservado al Estado’. Logra, a través de la CFE ya creciente, la integración del servicio eléctrico a nivel nacional conectándolo con el crecimiento exponencial de las redes de transmisión y de distribución”.

Y el tercero, López Obrador, quien ordenó el rescate ante una reforma espuria que decretó la rápida desaparición de la empresa pública para establecer un falso mercado, multiplicando la generación privada sin límite, anclada en mecanismos de saqueo a la propia comisión y en un sistema abiertamente oligárquico. Con ese rescate, la CFE eleva su capacidad de generación al 60 por ciento.

A lo largo del sexenio, dijo Bartlett, se ha enfrentado a innumerables obstáculos, amagos internacionales, guerra judicial e informativa, sufragada por los interesados en el apoderamiento del mercado eléctrico nacional, pero hoy la CFE atiende a 49 millones de usuarios.

Las rebanadas del pastel

Su rotunda cuan caprichosa negativa a pagar impuestos ha llevado al chillón Ricardo Salinas Pliego a disfrazarse de mártir y perseguido, y denunciar una campaña sucia en mi contra y de mis empresas. El chiste es pésimo.

Twitter: @cafevega