Martes 23 de julio de 2024, p. 8
Ciudad del Vaticano., Archivos del papa Pío XII abiertos hace poco han arrojado una nueva luz en cuanto a las afirmaciones de que durante la Segunda Guerra Mundial el pontífice no habló del Holocausto, pero también brindan detalles de otro capítulo polémico en la historia del Vaticano: el escándalo sobre el fundador de los Legionarios de Cristo.
Ya se han escrito libros enteros sobre la copiosa documentación que llegó a la Santa Sede en las décadas de 1940 y 1950 en la que se demostraba que sus funcionarios tenían pruebas de la dudosa moral, el uso de drogas, la imprudencia financiera y el abuso sexual de Marcial Maciel contra sus jóvenes seminaristas.
Sin embargo, a la Santa Sede le tomó más de medio siglo sancionarlo y aún más reconocer que era un fraude religioso y un estafador que abusó sexualmente de sus seminaristas, engendró tres hijos y construyó una orden religiosa secreta, similar a un culto, a fin de ocultar su doble vida.
Los archivos recientemente abiertos del papado de Pío, que abarcó de 1939 a 1958, agregan algunos detalles nuevos a lo que ha sido de dominio público, ya que incluyen documentación que antes no estaba disponible de la Secretaría de Estado del Vaticano.
Confirman que el Vaticano estaba tomando medidas enérgicas contra Maciel en 1956 y se disponía a otras aún más duras contra él, incluida su eliminación total del ministerio sacerdotal, pero la muerte del Papa en 1958 permitió a los partidarios de Maciel aprovechar el vacío de liderazgo a fin de salvar su nombre y la orden.
En 2012, algunas de las víctimas mexicanas de Maciel pusieron en Internet más de 200 documentos que abarcaban de 1940 a 2002 en los que detallan la evidencia que tenía el Vaticano de las depravaciones de Maciel, pero también cómo durante décadas obispos, cardenales y papas se hicieron de la vista gorda.
Ahora, los nuevos documentos dan cuerpo a esa historia, brindando más detalles sobre quién en el Vaticano ayudó a Maciel y quién buscó adoptar una línea más dura.
El borrador es significativo porque muestra que en 1956 al menos algunos en el Vaticano tomaron en serio los informes de que Maciel abusaba sexualmente de sus seminaristas, por lo que quería castigarlo con una de las penas más duras de la Iglesia.
Sin embargo, fue hasta 2006 que el Vaticano finalmente condenó a Maciel a una sentencia comparativamente leve de una vida de penitencia y oración
por sodomizar a sus jóvenes reclutas.