iene razón Carmen, a sus escasos 11 años. La vida nació en el mar y debemos cuidarlo. Me dice que si seguimos tirando plásticos, en 2050 habrá más plástico que peces en el mar. Me repite lo que leyó con su hermana en una de las pantallas de El Barco, la Utopía que cuenta con el acuario digital más grande de América Latina y el segundo más grande del mundo.
Allí, en la enorme pantalla en que vemos peces y corales grabados en alta definición, ella inserta el sencillo pez que dibujó en una tablet. Carmen no ha ido al mar, pero sabe que ahí nació la vida y que en El Barco puede estudiar stop motion, como en el Pinocho, de Del Toro, y mapping, de manera gratuita.
En 2019, la alcaldía más poblada de la Ciudad de México, y una de las más pobres, emprendió el proyecto Utopías (Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social), un esfuerzo de recuperación del espacio público a través de servicios sociales, culturales, deportivos de primera calidad con la finalidad de modificar el entorno.
Son sitios para el intercambio de conocimientos para hacer comunidad; espacios innovadores que han movido la cultura de la Ciudad de México, como no se había hecho. Es, me parece, la más vigorosa política cultural emprendida en los años recientes y que impulsó la ex alcaldesa de Iztapalapa Clara Brugada.
Cuatrocientas mil personas asisten mensualmente a las Utopías. Casi 5 millones al año. Ochenta por ciento son vecinos de la alcaldía; el resto, visitantes de todo el país.
Las Utopías comparten algunas cosas. Todas cuentan con alberca semiolímpica (una es olímpica), gimnasios, pistas de tartán (dos son profesionales con ocho carriles), salones de música y baile, una cuenta con pista de hielo profesional, auditorios y una sección de cuidados donde en el espacio Siemprevivas se atiende a mujeres. Un spa con masaje incluido permite descubrir si el cuerpo de una mujer tiene huellas de violencia. Fisioterapeutas, sicólogos y abogados las apoyan a resolver su problemática. Todas las Utopías cuentan con clínicas para hacerse la prueba del VIH. Todas las actividades son gratuitas.
Hay otro espacio interesante que ayuda a liberar a la mujer: la zona de lavadoras, donde tienen derecho a dos cargas de ropa de siete kilos por un peso en cada ocasión. Liberarse de ese trabajo les permite tomar clases de baile, música, observar los dinosaurios mecánicos o simplemente mirar el verde de los jardines siempre limpios y muy bien podados.
El actual alcalde, Raúl Basulto Luviano, me explica cómo hicieron para llevar a cabo el proyecto de las Utopías en una alcaldía tan pobre: en muchos gobiernos se prioriza la contratación de empresas para realizar lo más básico que son los servicios públicos. Para poner un árbol, se contrata una empresa; para colocar una luminaria, a otra. Compramos equipos, maquinaria, contratamos personal y la alcaldía hoy desarrolla todos los servicios públicos. Eso nos permitió avanzar significativamente
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Me explica que las Utopías nacieron antes de construirse. Inicialmente, establecieron un modelo rector que generara reconocimiento y apropiación de las zonas, pero se retroalimentó con la voz de la ciudadanía de qué querían
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Unas comunidades pidieron un lago, otras espacios culturales y hasta pista de hielo. La participación, sobre todo de niñas y niños, fue fundamental en la construcción de las Utopías
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Clara Brugada lo tuvo claro desde un principio: Cualquier proyecto de transformación de la ciudad debe atender el grave problema de desigualdad que excluye a generaciones enteras del desarrollo y el goce de sus derechos
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No le bastó decir que la cultura es un derecho, sino construir de manera tangible y cercana “grandes espacios con equipamiento cultural, recreativo, social, para la salud, la ciencia y el deporte, de alta calidad e innovación, pensados como sitios confortables y potenciadores del desarrollo de comunidades.
Las Utopías son el epicentro de un gran movimiento que apuesta por la igualdad social y territorial, bajo la convicción ética de que no existe futuro posible, si no se incluye a todas y todos
, apunta Brugada.
Las Utopías han logrado pasar paulatinamente a Iztapalapa de la nota roja a la nota de concierto; de los feminicidios a las Siemprevivas.
La jefa de Gobierno electa de la Ciudad de México, Clara Brugada, ahora quiere construir 100 Utopías para la capital. Estupenda noticia.