Martes 23 de julio de 2024, p. 29
Oaxaca, Oax., La Guelaguetza Magisterial y Popular cumplió 17 años, tiempo en el que se ha convertido en una fiesta del pueblo, espacio de reflexión, protesta y exigencia al gobierno en turno; un lugar al que cualquiera puede acceder sin pagar boleto; una fiesta que rechaza el mercantilismo de las autoridades estatales, señaló Yenny Pérez Martínez, secretaria general de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Ante cientos de asistentes locales, nacionales y extranjeros que acudieron al estadio del Instituto Tecnológico de Oaxaca se presentaron las 15 delegaciones participantes, entre vítores y gritos de apoyo.
La bienvenida al recinto la dio Pérez Martínez en su lengua originaria, ayuuk; quien bendijo con mezcal el escenario.
Su origen se remonta a 2006 y a la represión que el magisterio y el pueblo oaxaqueño sufrieron por el entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz (2004-2006), de ahí que éste sea un espacio de protesta, pero también de defensa de los derechos humanos, laborales, de los recursos naturales, de la cultura y las lenguas indígenas.
Yenny Pérez expuso que la lucha magisterial aún tiene varios pendientes, como la abrogación total de la reforma educativa impuesta por Enrique Peña Nieto, tema en el que, advirtió, no se quitará el dedo del renglón
.
Aunado a ello, agregó, hay temas de importancia, como el castigo a los responsables del fallido desalojo de Asunción Nochixtlán que dejó seis civiles asesinados a tiros por elementos policiacos.
Desatacó que la Guelaguetza Magisterial y Popular es una verdadera fiesta del pueblo, en la que se busca la hermandad y el compartir la cultura de los pueblos originarios con los cientos de asistentes, no como en la Guelaguetza oficial que encabeza el gobernador Salomón Jara y en la que se prioriza el mercantilismo a las tradiciones
.
Insistió en que a este espacio alternativo pueden acceder todas las personas que lo deseen sin desembolsar dinero, mientras en la Guelaguetza oficial, los palcos A y B son destinados a quienes puedan pagar un boleto y a la clase política.