Arte y el principio del fin de un imperio
n 1932, Gertrude Vanderbilt, fundadora del Museo Whitney, constituyó una muestra anual para que artistas invitados presentaran sus obras.
Desde 1973 se transformó en bienal; ahora incluye pintura, escultura, trabajos sobre papel, grabados, videoinstalación, cine, fotografía, documentales, arquitectura, diseño y performance.
Además de ser la de mayor duración, la bienal es el sello distintivo del museo. En la de 1993 por primera vez se exhibió en minoría el trabajo de los artistas blancos occidentales, frente a los de las mujeres, afrodescendientes e identidades LGBT+. Un gran avance en la lucha contra la discriminación racial y en pro de los derechos civiles y la diversidad sexual.
Este año participan 71 artistas y colectivos. Mediante diversas formas y disciplinas se abordan en las dos plantas del museo temas de gran actualidad, como las culturas indígenas, el cuidado del medio ambiente, los movimientos contraculturales, las conquistas sociales de las décadas recientes, los valores cambiantes de la sexualidad y los ejes fundamentales para la vida en el planeta.
Entre los participantes hay cuatro latinoamericanos. Uno es el mexicano Ektor García, quien con sus obras aborda la colonización, la migración y el género.
Esta bienal es muy crítica con el modelo político, económico y social imperante en el mundo globalizado. Su mejor expresión es la instalación que el reconocido artista estadunidense Kiyan Williams (1991) ofrece en una de las terrazas del museo.
La llamó Ruinas del imperio II o La tierra se traga la casa del amo. Elaborada con tierra, la escultura, coronada con la bandera de Estados Unidos, se inclina sobre un lado y se hunde en el suelo conformado con dicho material. Una forma de expresar que la tierra tiene historia, la fragilidad de los cimientos políticos y el derrumbe de las instituciones.
Completa la escena una escultura en aluminio con la imagen de la célebre activista trans Marsha P. Johnson, quien mira de cerca la ruina de la Casa Blanca.
Habida cuenta lo que sucede con los dos candidatos estadunidenses a ocupar en 2025 dicha mansión, estas obras de Kiyan Williams ilustran el principio del fin de un imperio que busca desesperadamente conservar su liderazgo en el mundo.