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Absorben hasta 56% del ingreso familiar

Se disparan las rentas de vivienda en Madrid por la escasez de oferta
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▲ Tres turistas pasan con su equipaje por una de las calles del centro histórico de Madrid, donde la vivienda se ha encarecido en forma acelerada y crecen las tensiones entre los residentes y las compañías de hospedaje.Foto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de julio de 2024, p. 22

Madrid. Óscar Zamudio es un joven estudiante mexicano de 21 años que decidió viajar a Madrid para cursar un semestre de su carrera universitaria sin saber el calvario que supondría encontrar una casa en renta.

Su breve estancia en el país, las rígidas condiciones de los arrendadores y la falta de viviendas de alquiler en el mercado lo obligaron a tomar la peor opción posible para su bolsillo: alquilar un pequeño departamento destinado para uso turístico, de esos que aparecen en plataformas como Airbnb, y por el que paga 2 mil 500 euros al mes (casi 50 mil pesos). Es un precio disparatado, pero era eso o irme a dormir a un hotel, relató a La Jornada.

El caso de Óscar es cada vez más habitual en las ciudades europeas, en las cuales las viviendas en régimen de alquiler para uso doméstico escasean cada vez más y los propietarios suelen preferir a inquilinos de larga estancia. De ahí que un estudiante que sólo estará seis meses o un año suele tener muy difícil encontrar un techo en Madrid, París, Londres, Roma o Berlín.

Madrid se encuentra en el puesto 14 entre las ciudades europeas con el alquiler más caro, con un precio medio de mil 20 euros (19 mil pesos) por un departamento de unos 60 metros cuadrados con una sola recámara.

Según datos del Índice Inmobiliario Fotocasa, el valor del metro cuadrado se sitúa en 16.70 euros en la capital española, aunque la ciudad más cara del país es Barcelona, donde la escasez de la vivienda en renta es aún mayor, con un precio por metro cuadrado de 18.77 euros, todavía muy lejos de ciudades como Londres, Oslo, París, Estocolmo, Dublín o Berlín, donde la renta por una vivienda de características similares supera 2 mil euros y en el caso de la capital inglesa roza 2 mil 500.

En un informe del Banco de España publicado en junio pasado se estima que faltan alrededor de 600 mil viviendas para cubrir la demanda de hogares. Además, advierte que con el paso de los años, y a pesar de las medidas adoptadas por el gobierno central, presidido por el socialista Pedro Sánchez, el problema de la vivienda no se reduce, pues las causas que agravan este fenómeno son estructurales.

En concreto, se atribuye a motivos demográficos. Algunos ejemplos son que cada año se forman unos 275 mil hogares, hay una mayor propensión al alquiler sobre la propiedad de los inmuebles, la población se concentra en ciudades de alta densidad y hay una gran demanda por parte de extranjeros, es decir, visitantes temporales como el estudiante mexicano Óscar Zamudio, quien sigue en la búsqueda de una habitación más barata o un departamento a precio de mercado.

El presidente de la Asociación de Promotores y Constructores (APCE), Juan Antonio Gómez-Pintado, explicó que el motivo de este fenómeno es la falta de suelo finalista, es decir, aquel que está listo para construir. Ello hace que los proyectos urbanísticos no se basen en datos reales y, por tanto, no son ejecutables, dada la falta de infraestructura.

Por ejemplo, la Comunidad de Madrid en teoría tiene terreno para construir unas 132 mil viviendas, pero en la práctica el suelo finalista es de unas 4 mil.

Pero hay otra razón estructural en España, la falta de vivienda pública en el mercado de renta, un parámetro crucial para entender tanto los incrementos sin tregua de este tipo de vivienda como la falta de oferta para cubrir la demanda.

Viena, ejemplo de política social

El ejemplo al que todas las ciudades miran es Viena, donde más de la mitad de los residentes de la capital de Austria, es decir, más de un millón de personas, viven en casas propiedad del Estado, gracias a una política pública que data de hace casi dos siglos.

En España, la vivienda que saca el Estado para alquiler no representa ni siquiera 4 por ciento, mientras en Austria supera 35 por ciento en el país y en Viena roza 60 por ciento. España es de los países que menos dinero dedica al alquiler social. Así, el 1.5 por ciento que dedica al parque de vivienda se queda muy lejos del promedio de 7 por ciento en Europa.

Según datos de Eurostat, los costos de la vivienda siguen exprimiendo el presupuesto de muchas familias, pues 8 por ciento de ellas dedican más de 40 por ciento de sus ingresos al pago de alquileres o hipotecas. En Grecia, 27 por ciento de la población destina más de 40 por ciento de su salario. Le siguen Dinamarca (23 por ciento de los habitantes en una situación similar), Suiza (17), Reino Unido (16), Noruega (16), Serbia (15), Austria (13), Suecia (13) y Chequia (13 por ciento). En España suman 9 por ciento.

Un estudio reciente de la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias reveló que más de 50 por ciento de los alquileres en España necesitan de más de un ingreso para ser pagados. El informe indica además que la vivienda más alquilada tiene un promedio de 76.89 metros cuadrados, y el precio máximo que buscan los inquilinos es de 764.32 euros. Sin embargo, el precio medio nacional de alquiler se sitúa entre 900 y mil euros, mientras el salario medio de una persona que alquila sola es de mil 800 euros. En el caso de parejas o departamentos compartidos, los ingresos combinados ascienden a 2 mil 500 euros. A pesar de estos ingresos sumados, muchos inquilinos destinan entre 45 y 56 por ciento de su salario al pago del alquiler, una proporción que se considera insostenible a largo plazo.

Los sectores involucrados en el problema estructural de la vivienda reconocen que para solucionarlo es necesario un pacto de Estado entre todos los partidos políticos y los gobiernos autonómicos, que es actualmente un sueño inalcanzable por la fuerte crispación política que se respira en el país. Entretanto, los asalariados medios y los estudiantes extranjeros, como el joven mexicano, son los que pagan los excesos y los abusos del sistema de mercado.