En el Cerro del Crestón, en Maza-tlán, Sinaloa, donde se encuentra el faro natural más alto del mundo, un particular construye una tirolesa con autorizaciones ambientales otorgadas en la pandemia, y apenas en abril pasado, cuando comenzó la edificación, los ciudadanos se enteraron y advirtieron de la privatización del sitio histórico.

Se trata de un ecosistema natural donde aún se observan especies bajo protección especial y la tirolesa está prevista para inaugurarse el 23 de julio, a pesar de que en las pruebas que han hecho el cable se ha caído, señalaron en un documento que entregaron en Palacio Nacional.

Este cerro, una formación rocosa considerada símbolo del puerto, se eleva a 157 metros por encima del nivel del mar, y en 1892 se construyó el faro en la cumbre de la isla; los habitantes han pedido al Instituto Nacional de Antropología e Historia que por sus características sea declarado monumento histórico.

Para los mazatlecos, el cerro es parte de su vida cotidiana y es un ecosistema de bosque seco tropical, donde habita una gran biodiversidad, además de que es de los ecosistemas más amenazados del mundo y del país.

El Cerro del Crestón está compuesto por acantilados rocosos, donde hay selva baja espinosa y aves migratorias, indica una denuncia popular presentada ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

El documento indica que el cerro es un monumento natural, en el que, de acuerdo con la legislación ambiental, sólo podrán permitirse actividades relacionadas con su preservación, investigación científica, recreación y educación. De continuar la construcción se contribuirá a la afectación gradual y sostenida de la constitución geoestructural natural del cerro y se dañará de manera irreparable el ecosistema del Crestón.

La obra se puso en marcha con irregularidades, entre las que están que en el estudio de mecánica de suelos se otorga una clasificación baja al sitio, lo cual lo hace vulnerable, y la plataforma que se construye para el proyecto recreativo dañará el cerro, consideraron ciudadanos.

Además, la Semarnat, en el resolutivo de la manifestación de impacto ambiental, argumenta que el sitio es urbanizado y está impactado, cuando no es un lugar habitable y aún se observa el halcón peregrino, especie bajo protección especial, detallaron.

La tirolesa que se proyecta tendrá un recorrido de 1.2 kilómetros, desde el Cerro del Crestón a El Vigía, que fue decretado zona forestal de repoblación en 1931, y en él se encuentra el Observatorio 1873, un monumento histórico.

Serán tres cables que provocarán vibraciones y el ayuntamiento ya lo ha clausurado en dos ocasiones porque no han presentado la documentación requerida, se muestra en documentos. La concesión para el proyecto se otorgó a Amado Guzmán, que también tiene la del Observatorio 1873.