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Cuidado con los asesores // Romo Garza y Gómez Sierra // ¿Qué le pasó a Norma Piña?

C

laudia Sheinbaum, virtual presidenta electa de México, anunció ayer la creación de un consejo asesor empresarial con el objetivo de potenciar la inversión privada en nuestro país (autóctona y foránea), y para coordinarlo designó a Altagracia Gómez Sierra, quien en tiempos de su campaña electoral se mantuvo muy cerca de ella como coordinadora de desarrollo económico regional.

El anuncio en sí no tendría mayor problema, pero de inmediato invita a recordar el consejo asesor empresarial creado por el presidente López Obrador, en el que incluyó a un buen número de barones, abiertamente contrarios al tabasqueño, y coordinado por uno de ellos, Alfonso Romo Garza (asesor financiero del asesino Augusto Pinochet), aunque entonces este personaje apareció disfrazado de blanca paloma que despachaba como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República y sólo era un enlace con el grupo de magnates (léase un infiltrado de la oligarquía en Palacio Nacional). Tal vez el mandatario recurrió al viejo adagio: a los amigos hay que mantenerlos cerca, pero a los enemigos aún más cerca, y por ello decidió dar el paso.

En ese consejo asesor participan –se supone que hasta el cierre sexenal, aunque algunos están prófugos de la justicia, como Miguel Alemán Magnani– no pocos barones marca Forbes y otros que muy cerca están de serlo, casi todos beneficiados por la política privatizadora del régimen neoliberal, quienes en tres elecciones presidenciales (2006, 2012 y 2018) hicieron hasta lo impensable para impedir que López Obrador resultara vencedor. Lo lograron en dos ocasiones, pero en la tercera se les apestó.

En ese consejo asesor empresarial aparecen Carlos Slim, Carlos Hank González, Bernardo Gómez, los impresentables Germán Larrea y Ricardo Salinas Pliego, Olegario Vázquez Aldir, Daniel Chávez, Miguel Rincón Arredondo, Miguel Alemán Magnani y Sergio Gutiérrez Muguerza. Mal que bien, el presidente López Obrador los ha toreado a lo largo de su sexenio, aunque dos de ellos (tal vez los más mezquinos y soberbios de todos, lo que ya es decir, porque en ese grupo ferozmente se pelean ese par de galardones), Larrea y Salinas Pliego, han hecho escándalo tras escándalo y procedido de forma por demás irracional a la hora de hacer frente a sus obligaciones legales.

Ahora viene el consejo asesor de Sheinbaum. De entrada, no tendría mayor cuestionamiento, pues la coordinadora será Altagracia Gómez Sierra, una joven de 32 años que combinaría ese encargó con sus negocios privados (tal cual procedió Alfonso Romo), como la presidencia del consejo de administración de la empresa Minsa (que operaba la Conasupo, privatizada por Salinas de Gortari y actualmente parte del duopolio de la industria de la tortilla industrializada; su rival es Maseca).

Si embargo, el problema comenzaría cuando se conoce que su padre (aunque ella no tiene por qué ser como él, desde luego) es Raymundo Gómez Flores, un empresario-político o político-empresario, como se prefiera, jalisciense y priísta de hueso colorado (fue senador tricolor), muy cercano a Salinas de Gortari y, en general, al régimen neoliberal, y beneficiario de privatizaciones y rescates bancarios (léase Fobaproa).

En la reprivatización salinista de la banca, Gómez Flores apareció como ganador de la licitación de Cremi (otrora propiedad de la familia Bailleres), pero el gusto le duró poco. De repente, junto a él, apareció otra joya: Carlos Cabal Peniche (también masacró Banco Unión) y entre ambos lo exprimieron hasta quebrarlo. Y es ahí cuando el Fobaproa entró al rescate (se estima un salvamento cercano a 6 mil millones de dólares, al tipo de cambio de entonces), sólo para terminar extranjerizado y engullido por una trasnacional financiera española: el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA, que también se quedó con Bancomer, Probursa, Promex, Unión y Oriente); la deuda, desde luego, pasó a los mexicanos.

Por cierto, no hay que olvidar que en 1994 Cabal Peniche y Gómez Flores fueron generosos donadores de fondos para la campaña electoral de Ernesto Zedillo, y a la de Roberto Madrazo Latinus Pintado al gobierno de Tabasco. ¿Y con qué dinero? Fácil: con créditos de Cremi y Unión que terminaron en el Fobaproa, mismos que cargaron a los mexicanos de a pie.

Entonces, ¡mucho cuidado con los consejos de asesores empresariales!

Las rebanadas del pastel

¿Qué le pasó a la ministra Norma Piña? Siempre soberbia, prepotente y ácida, ahora se muestra muy flojita y amable recomendando e invitando por doquier. Pero le reviran: para eso está el parlamento abierto en el Legislativo.

X, antes Twitter: @cafevega