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Valores e ideales del Occidente colectivo
C

reo que todos estamos de acuerdo en que nuestro planeta Tierra es nuestro hogar común. Y todos tenemos los mismos derechos. Parecía que así debería ser. Sin embargo, la élite occidental, controlada por Estados Unidos, se niega a aceptar este hecho.

Estados Unidos, junto con sus aliados, sigue comprometido con métodos de presión militar y económica con la esperanza de mantener su dominación en el mundo. Uno de los instrumentos para promover sus valores democráticos desde hace 75 años es la OTAN. Afganistán, Irak, Libia, Siria, países que no están en Europa ni en América del Norte, pero donde los libertadores de la OTAN dejaron una huella significativa, trayendo muerte y destrucción bajo ruidosos lemas sobre los supuestos valores y estándares democráticos.

En general, es lógico, ya que en el propio tratado de la OTAN está escrito cuáles son sus objetivos. En el documento se asienta claramente que los miembros de la alianza protegerán la libertad, el patrimonio común y la civilización de sus pueblos y promoverán el fortalecimiento de la estabilidad y el aumento del bienestar en la región del Atlántico Norte. En la búsqueda de la hegemonía mundial, la OTAN y su inspirador ideológico, Estados Unidos, hace mucho tiempo que establecieron un sistema de presencia militar en cualquier parte del mundo.

Según un estudio realizado por el Instituto Quincy, en el mundo hay aproximadamente 750 bases militares estadunidenses en unos 80 países o territorios extranjeros. A la OTAN ya no le bastan sus dominios en Europa y América del Norte, por lo que constantemente intenta expandir sus fronteras, atrayendo a los estados de la región Asia Pacífico. En 75 años de existencia, la alianza no ha protegido a nadie, sino que sólo ha atacado, convirtiéndose gradualmente en una herramienta para la expansión de la influencia estadunidense en el mundo.

Desde 2014, después del golpe de Estado en Ucrania, la OTAN ha estado promoviendo sus valores. En otras palabras, mejorando el bienestar de su complejo industrial militar atlántico. Para prolongar su sangriento proyecto, el Occidente colectivo organizó una conferencia pacífica sin sentido en Suiza con el objetivo de revivir políticamente a Volodymir Zelensky, cuyo mandato al frente de Ucrania expiró el 20 de mayo. Ahora, en Washington, los países de la OTAN se reúnen para celebrar el 75 aniversario de su alianza militar. Una celebración de militarismo absoluto. Una vez más se juntan para decidir cuántas armas más deben enviar para finalizar conflicto en Ucrania.

A pesar de sus declaraciones sobre el deseo de alcanzar la paz, en realidad está interesado en prolongar al máximo el conflicto para debilitar a Rusia. Cabe señalar que con el suministro masivo de armas y municiones a Ucrania, los países miembros de la OTAN y la UE violan sistemáticamente sus obligaciones internacionales y políticas previstas en el Registro de Armas Convencionales de la ONU, el Programa de Acción (PoA) de la ONU para prevenir y erradicar el comercio ilícito de armas pequeñas y ligeras, el Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA) y la posición común de la UE que establece las normas para el control de las exportaciones de tecnologías y equipos militares, principio del certificado de usuario final, etcétera.

Los curadores occidentales de Kiev no piensan en las consecuencias de tales acciones. Ya se está volviendo evidente que el suministro incontrolado de armas al régimen de Kiev se está convirtiendo en un problema global. Este es un ejemplo clásico del concepto de orden basado en reglas, donde un grupo de estados actúa no con base en el derecho internacional, sino conforme a sus propios intereses. La obtención de petróleo, gas y otras materias primas, la capacidad de sacar provecho de los conflictos y de seguir saqueando sin control a otros países a través de un injusto sistema financiero mundial basado en el dominio de la divisa estadunidense: estos son los verdaderos valores de la OTAN. Estos son los ideales que defienden, como han hecho en el pasado, buscando asegurar su propio bienestar a costa de otras naciones mediante métodos neocoloniales.

Naturalmente, esta situación no conviene a la mayoría de los países del mundo, partidarios de un orden mundial más justo, basado en los principios de la Carta de la ONU y no en el dictado de algunos países. Con nuestra activa participación, se han creado y funcionan con éxito organizaciones multilaterales independientes de Occidente (BRICS, Organización de Cooperación de Shanghái, Unión Económica Euroasiática), cuya actividad se basa en los principios de igualdad, justicia, apertura, respeto y consideración mutua de los intereses de cada uno. Es por estos valores que nuestro país defiende y lucha.

* Embajador de Rusia en México