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Educación alternativa vs viejas y nuevas escuelas
L

a llamada educación alternativa es de longa data, tanto en México como en otros países, aunque no tan antigua como las escuelas tradicionales que vienen de siglos atrás. En 1967 tuve la fortuna de conocer algo de las escuelas activas, en particular las de Coyoacán.

Para finales de 1973, a la mitad del sexenio de Echeverría, el director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural Maya, Armando Bartra, me invitó a colaborar en el diseño de un proyecto que denominamos Educación para adultos en zonas campesinas y marginadas, que este instituto y la UNAM ofrecerían al Centro para el Estudio de Medios y Procedimientos Avanzados de la Educación, cuya fundadora y coordinadora era la doctora Rosa Luz Alegría, a quien conocí en 1968 al inicio de las huelgas en la UNAM. Me la presentó Marcelino Perelló como su novia, y según Wikipedia, fue delegada por la asamblea de la Facultad de Ciencias al Consejo Nacional de Huelga (CNH). No la vi en ninguna sesión del consejo, lo cual no demerita su inteligencia y capacidad.

Nuestro proyecto echó mano de varias filosofías y técnicas de la educación no tradicionales. Resultó una excelente ensalada de Paulo Freire, Célestin Freinet y Ovide Decroly. De Freire tomamos su método de preguntar a los campesinos analfabetos qué les interesaba más en su vida, se escogían las dos o tres palabras más mencionadas; tierra, familia, agua, maíz, vida, trabajo. Se escribían con letras grandes en una cartulina, se discutía. El alfabetizador, en otra cartulina, escribía la palabra, pero ahora separada en sílabas: fa-mi-lia, tra-ba-jo, él las leía en voz alta, después decía, vamos a generar nuevas palabras, para ello mezclaba sílabas, después se construían frases como: la tierra es de quien la trabaja. De Freinet nos atrajo su filosofía de educar mediante el trabajo, de su libro de 1967 L’éducation du travail, donde escribe: he querido caminar sobre los pasos del campesino por sus tierras, encontrar los senderos del pastor en la montaña y sentarme con ellos a la sombra de los árboles, con el zurrón de la merienda entre las rodillas. También nos atrajo el contenido de sus técnicas Freinet de la escuela moderna dentro de las cuales está la imprenta de cada alumno. Nos adentramos en el metodo global, ideado por el belga Decroly en 1903, que se aplicaría en México en 1935.

Varios lugares se beneficiaron con el proyecto. Me tocó estar en algunos. Se entregaba una beca a quienes lo aplicaban, con el compromiso de elaborar un reporte detallado de los avances. Estuve en Tlanepantla, Morelos, en San Pancho, Punta Mita y San Juan de Abajo, los tres en Nayarit. Tal vez en Michoacán que no recuerdo. Me habría gustado ir de nuevo a la colonia Tierra y Libertad, en el cerro Topo Chico, en Monterrey, Nuevo León. Meses antes, en 1973, tuve la oportunidad de colaborar en la toma de tierras ejidales del cerro, que ocurrió dos días después de nuestra llegada (éramos dos de La causa del pueblo) en la madrugada del 28 de marzo. No presencié la ceremonia de fundación de Tierra y Libertad. En la revista Punto Crítico de marzo 1973, rico y vasto en información, no hay una mención a la toma ni a la represión que se desató. Por desgracia perdí mi ejemplar de La causa del pueblo donde narramos los hechos.

Los alfabetizadores: en Tlalnepantla, Morelos, eran Lalo Sepulveda y Álvaro, cuando estuve se encontraba otro colaborador del instituto; en San Pancho, cuatro maestros que vivían con su familia en una rústica construcción circular donde las cuatro casas estaban interconectadas; a Punta Mita se llegaba a través de la selva en un tractorcito, en la playa cinco chozas de pescadores donde la maestra Xóchitl educaba a niños que venían en lancha a tomar clases; en San Juan de Abajo, alfabetizaba Gustavo Gordillo, delegado al CNH y ahora escribe en La Jornada.

En Le Monde Diplomatique de septiembre 2023 apareció “Les pédagogies alternatives sauveront-elles l’école?”, donde se habla de los ya citados, de María Montessori, Waldorf y la libertaria escuela Summerhill.

Para escribir esto me inspiré en el magnífico artículo de Luis Hernández Navarro del pasado 2 de julio, El magisterio democrático se ha apropiado de su materia de trabajo en distintos grados, en la incansable resistencia de los profes de la CNTE y las heróicas normales rurales.

El 4 de julio el mundo se enteró de que Mario Delgado, el mismo que en 2013 defendió la reforma educativa de Peña, casi vigente ahora, será el próximo secretario de Educación. La nueva escuela mexicana enflaquecerá aún más. Junto con la CNTE, muchísimos lo rechazan.

*Doctor en ingeniería de procesos. Autor de La educación francesa se disputa en las calles