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México, SA

Alito, sonado fracaso // De todas, perdió todas // Ocho años más en el PRI

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as principales agencias funerarias del país se pelean entre sí con el objetivo de obtener el contrato por el servicio fúnebre del otrora invencible –por medio de la corrupción, mapachería, ratón loco, carrusel, una buena dotación de balas y algo más– Partido Revolucionario Institucional (PRI), hoy en ruinas, hundido en el inframundo y con una bestia peluda, Alito Moreno, al frente de su mortuoria circunstancia.

En una asamblea a modo, cancelado cualquier intento opositor y modificación de estatutos de por medio, el campechano se religió en la presidencia de ese cadáver que alguna vez fue un partido político –autoritario, dictatorial, sanguinario– nacido en la posrevolución, con lo que a 95 años de distancia se confirma el clásico dicho de que no hay mal que dure un siglo ni país que lo resista.

En su nueva toma de posesión, tras cinco años en la presidencia del tricolor y sin rubor alguno, Alito dijo que lo mejor que a México le puede pasar es que el PRI regrese y vuelva a gobernar. Además, anunció, de forma por demás tardía tras 36 años de destrucción nacional, que en la asamblea de ayer se aprobó expulsar al neoliberalismo de su declaración de principios, así como las políticas que generaron pobreza y desigualdad en el país. Y todavía le aplaudieron.

Pero, más allá de las inmundicias que le permitieron modificar estatutos para relegirse y conservar la presidencia priísta hasta el año 2032, no obstante su permanente cuan sonado fracaso como dirigente partidista en sus primeros cinco años en ese puesto, ¿cuáles serían sus méritos para ocupar, una vez más, la oficina principal del tricolor?, y declararse alejado de aquellos que se dicen que participaban en el PRI, que son una bola de cínicos, de lacayos, de esquiroles al servicio del gobierno y de sus intereses, que quieren romper la unidad a cambio de impunidad.

Según él, “afuera hay quienes jamás han dado un golpe por el PRI y han sido los más beneficiados del partido; ellos fueron el peor lastre para nuestro partido, ellos estuvieron al frente cuando castigaron al PRI con el Pemexgate; hay militantes del PRI vinculados al asesinato de nuestro candidato presidencial (Luis Donaldo Colosio) y eso le costó al PRI. No vamos a tapar a nadie, vamos a exigir cuentas y los vamos a convocar a que cumplan con su responsabilidad”. Cínico ante todo.

Alejandro Moreno tomó las riendas del PRI el 18 de agosto de 2019, apenas dos meses después de solicitar licencia como gobernador de Campeche, cuando la corrupción galopó y él mismo se hinchó de dinero e incrementó notoriamente su de por sí ostentosa cartera inmobiliaria y su colección de vehículos de alta gama sin que nadie le pusiera un alto. Ello, mientras el estado se hundía en la pobreza.

¿Méritos para su relección? Los números hablan por sí solos: desde que Alito ocupa la presidencia de la otrora aplanadora, el Partido Revolucionario Institucional perdió cerca de 80 por ciento de su militancia nacional (reconocida por el Instituto Nacional Electoral: de 6.7 a 1.4 millones, y en la Ciudad de México 47 por ciento, de 68 mil a 36 mil); perdió las elecciones intermedias (2021) y la presidencial (2024); perdió 80 por ciento de las gubernaturas en juego durante ese periodo y de 12 estados de la República que controlaba, el tricolor a duras penas se quedó con dos (Coahuila y Durango) de 32 posibles.

Por si fuera poco, con Alito el PRI perdió diputaciones y senadurías, y las que llegó a registrar fue mayoritariamente por la fórmula plurinominal; perdió alrededor de cuatro puntos porcentuales entre la elección presidencial de 2018 (13.56 por ciento del total) y la de 2024 (9.54 por ciento); este último año perdió en los ocho estados y la Ciudad de México en donde se eligieron gobernadores y jefa de gobierno (en ésta, apenas obtuvo 7.63 por ciento de la votación total, y en el Congreso local, por la vía plurinominal, sólo obtuvo tres escaños de 66); perdió 15 de 16 alcaldías de la CDMX, pero en la que supuestamente ganó, Cuauhtémoc (por escasos 3.38 puntos porcentuales), hay recuento por presunción de fraude.

En síntesis, en su lustro en la presidencia del PRI, Alito fue un sonado fracaso (para el partido, no para sus intereses personales), pues de todas, perdió todas, pero el campechano cree tener el derecho de quedarse ocho años más, Entonces, ¿cuál de las funerarias ganará el contrato?

Las rebanadas del pastel

Si de cadáveres se trata, ahí están los sepultureros del PRD y demás pelagatos en su intento por fundar una fuerza política para hacer frente a Morena. Ni la burla perdonan.

X: @cafevega