Phnom Penh., El museo del Metropolitano de Arte de Nueva York (Met) repatrió a Camboya 14 esculturas que fueron extraídas ilegalmente de esa nación durante un periodo de guerra.

La ministra de Cultura de ese país, Phoeurng Sackona, declaró ayer en conferencia de prensa que el retorno de estas piezas es como dar la bienvenida a las almas de nuestros antepasados.

Las efigies, que reflejan los sistemas de las religiones budista e hinduista, fueron creadas entre los siglos IX y XIV en el periodo angkoriano, en referencia a la antigua ciudad de Angkor Wat, ubicada dentro del patrimonio cultural mundial por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Posteriormente, fueron compradas y sustraídas por el conocido marchante de arte Douglas Latchford, acusado en 2019 de presuntamente orquestar un plan de varios años para vender antigüedades saqueadas en el mercado internacional. Latchford murió el año siguiente, tras haber negado cualquier implicación en estos crímenes.

Según un comunicado del Ministerio de Cultura y Bellas Artes de Camboya, la histórica devolución de los tesoros nacionales se produjo tras varios años de negociaciones entre el equipo de restitución de obras de arte de esa nación, la fiscalía federal estadunidense, e investigadores del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos y el Met.

Nueva York es una de las ciudades más importantes y considerada uno de los centros neurálgicos relacionados con el tráfico internacional de obras de arte. La representación de una fiscalía federal en esa ciudad ya había devuelto 30 obras jemeres a Camboya en agosto de 2022.

Sackona declaró que el retorno de estos objetos era muy importante para el pueblo camboyano por recordar la herencia de sus antepasados en los buenos y malos tiempos: Las obras estuvieron mucho tiempo en el extranjero, pero hoy han vuelto como una bendición para nuestro pueblo por la paz y la estabilidad que hay ahora en nuestro país.

Para los camboyanos, estas piezas llevan consigo las almas de sus antepasados. Traerlas de vuelta también implica el retorno de la historia, la admiración y el conocimiento por ellos, expresó Sackona. En tanto, pobladores y monjes budistas salieron con flores a las calles para celebrar el retorno de estos tesoros nacionales.

Sin embargo, los representantes de ese país afirman que aún hay otros objetos que fueron robados y que siguen en el Metropolitano, así como en otros recintos culturales y en manos de coleccionistas privados.

Según la justicia estadunidense, miles de estatuas, esculturas y dinteles jemeres fueron traficados internacionalmente durante décadas desde Camboya a anticuarios de Bangkok, capital de la vecina Tailandia, antes de ser exportados ilegalmente a coleccionistas, empresarios y museos de Asia, Europa y Estados Unidos.

Estas devoluciones contribuyen a la reconciliación y la curación de nuestro pueblo, que soportó décadas de guerra civil y sufrió la tragedia del régimen de los Jemeres Rojos, declaró la ministra.

Para el mundo del arte, el retorno de estas esculturas es el fruto de un ajuste de cuentas en años recientes sobre los tesoros artísticos y arqueológicos sustraídos de sus patrias. No sólo se trata de antiguas obras de arte asiáticas, sino también de piezas perdidas o robadas durante los disturbios en otros lugares, como Siria, Irak y la Europa ocupada por los nazis.

Dos piezas extraordinarias

La repatriación incluye la extraordinaria escultura de piedra del siglo X de la diosa femenina Uma, procedente de la antigua capital real de Koh Ker, ubicada en el norte de ese país, comentó Phoeurng Sackona. El pie de la dicha obra ya había sido recuperado de su emplazamiento original.

Por fin, la Uma puede reunificarse para alcanzar toda su magnificencia como estatua completa, añadió la funcionaria.

También fue retornada una importante cabeza de bronce del siglo X que representa la deidad Avalokiteshvara, del cual el ministerio tenía sólo el torso, actualmente expuesto en el Museo Nacional de Camboya.