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La Trampa
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▲ El artista Ernesto Alva Franco acompañado por sus alumnos en una clase de técnicas de grabado.Foto cortesía del taller de grafica La Trampa
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a Trampa Gráfica Contemporánea cumple 15 años de convertirse en una nube de conocimiento y enseñanza de las diferentes técnicas del grabado.

Es un taller independiente, un espacio de reflexión que ha logrado conformar una comunidad de artistas, editores, coleccionistas y alumnos, con el fin de producir, preservar y difundir las artes gráficas en este país, Ernesto Alva Franco (Ciudad de México, 1982) ha cimentado un camino de trabajo y confianza para una generación de artistas que no había incursionado en el grabado y que hoy domina esa disciplina.

Tuvo una juventud en esencia vagabunda, fue un indisciplinado de nacimiento, jamás se le pudo imponer una regla, ni siquiera durante su infancia. A sus 17 años ingresó al Centro de Educación Artística del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Cedart), donde encontró un nicho que lo cobijó, le dio sentido y seguridad a su vida. Su primer maestro de grabado, Antonio García del Llano, motivó a todos sus alumnos a participar en un concurso de estampa en Polonia. Cuando Alva consiguió con su trabajo un premio, sintió que no todo estaba perdido, que había un lugar para él en el mundo en el noble oficio de la gráfica.

Entonces, intentó, sin éxito, ingresar tanto a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, como a la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), hoy Facultad de Artes y Diseño (FAD), pero donde verdaderamente encontró el amor por el grabado fue en el Taller de Gráfica Popular, en la colonia Doctores, y más tarde migró como impresor al Taller Caracol Púrpura, en el que experimentó la fascinación de ser parte de algo más grande, de intervenir en el proceso de producción de la obra de otro artista. En 2005 trabajó en el taller Gráfica Bordes. Ante la presión familiar y con una voluntad firme por ser artista, logró –después de dos intentos en 2002– ingresar a La Esmeralda, donde cursó la licenciatura y trabajó cerca de profesores que lo marcaron, como Carla Rippey, Fernando Cortés, Ferrus (1963-2023) y Mario Rangel Faz (1956-2009).

Al acabar sus estudios en 2007, Ernesto Alva, sin dejar de ser artista, fundó el taller Gráfica Surco junto con tres amigos; aunque fue un año muy productivo, no les renovaron el contrato del espacio por exceso de juventud. En 2009 Alva restableció el taller que hoy conocemos como la Trampa Gráfica Contemporánea en uno de los anexos del Colegio de las Vizcaínas en el Centro Histórico de la Ciudad de México con César Catssú y Rubén Morales Lara. El taller pronto se convirtió en laboratorio de experimentación, desarrollo y exploración de las técnicas gráficas, con el objetivo de promover la tradición del grabado y su contexto actual, un taller abierto al público.

En La trampa Gráfica han trabajado alrededor de 200 artistas y se han realizado proyectos en colaboración con Tigre Ediciones de México, El Taller Experimental de Grafica de Guatemala, Estudio Mezquite, Fundación ex Molino, BaCo. Mezcal La Piquera y la Petite Mort de Ottawa, Canadá. Ha tendido puentes de enseñanza y exposiciones con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, en Cuernavaca, con T.A.C.O en Tlalpan y en 2018 presentó la exposición La Trampa Gráfica Contemporánea en el Museo Nacional de la Estampa (Munae) que se exhibió además en Durango, Aguascalientes, Puebla y San Luis Potosí. Actualmente cuenta con una tienda que ofrece materiales para las artes gráficas y una galería con el fin de difundir la estampa y el dibujo de diferentes artistas, exhibe proyectos individuales y colectivos.

El equipo de la Trampa Gráfica lo conforman Ernesto Alva como director general, Laura Vázquez, impresora de cabecera, Eduardo Barrera se encarga de la difusión, venta de obra y la tienda de publicaciones, y Coral Revueltas es gestora, colaboradora, consejera, artista y amiga.

Actualmente Alva tiene la beca del Sistema Nacional de Creadores por segunda ocasión. Eligió el camino más difícil, ha dedicado más de 20 años al estudio, experimentación y enseñanza de las técnicas del grabado, transmite conocimiento y experiencia, no le teme al error y cuando se dio cuenta de los logros en su camino, se convirtió en un guerrillero de la gráfica, porque hace suyas las obsesiones y los deseos creativos de una generación que no lo ha dejado solo y que es la suya. Nunca ha estado solo.