Lunes 1º de julio de 2024, p. 34
Ciudad Juárez, Chih., En la presentación de su libro La Pintura en la Pared, Una ventana a las escuelas normales y a los normalistas rurales, en esta población fronteriza, Luis Hernández Navarro recordó a la corresponsal de La Jornada en Chihuahua, Miroslava Breach Velducea, asesinada el 23 de marzo de 2017 en la capital del estado.
El caso sigue reinando en la impunidad como el de muchos estudiantes y profesores egresados de las normales rurales del país, temática del texto publicado por el Fondo de Cultura Económica
, puntualizó el escritor y periodista, así como coordinador de Opinión de La Jornada.
Las normales rurales han marcado episodios muy relevantes de la historia de México en los últimos 60 años. No podemos entender muchos movimientos populares en Chihuahua al margen de la lucha de los y las estudiantes de Salaices y Saucillo
, expuso Hernández Navarro.
“Sus estudiantes y profesores se vincularon a las tomas de tierras, dirigidas por Álvaro Ríos, a movimientos sociales y luego al surgimiento del Grupo Popular Guerrillero, que realizó el ataque al cuartel militar de la ciudad de Madera, el 23 de septiembre de 1965”, agregó.
Ataques gubernamentales
Esa epopeya intensificó los ataques gubernamentales a las normales con el argumento que eran nidos de comunistas, lo que ocasionó que durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz al menos la mitad de ellas fueran cerradas
, agregó el autor de La Primavera Magisterial
Un capitulo especial de La Pintura en la Pared...que presentó Luis Hernández ante activistas y maestros rurales, es el de la noche del 26 de septiembre de 2014 cuando fueron desaparecidos 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa y el asesinato de seis personas.
Este suceso, recordó el periodista, desató una campaña de estigmatización y calumnias contra los estudiantes, tanto los desaparecidos como los que siguieron en el plantel, con información basura por parte de la mayoría de los medios
.
Luis Hernández, quien ha documentado las luchas sociales en México, entre ellas la del magisterio y el normalismo, refirió que cuando se fundaron las primeras normales rurales, en 1922, en Michoacán, y durante el cardenismo, la Iglesia católica los atacó, diciendo que eran escuelas del diablo, e incluso amenazaron a los papás para que sacaran a sus hijos con la amenaza de excomulgarlos
.
También se generó una campaña de persecución contra los egresados de estos planteles, quienes al salir estaban comprometidos con el agrarismo mexicano, con las demandas de la Revolución Mexicana y la educación socialista.
El escritor subrayó que las normales rurales llevan aguantando 102 años de hostilidades. Dijo que no hay que olvidar que estas escuelas surgieron el mismo año que se da el muralismo mexicano y en las paredes de la mayoría de estos planteles se encuentran plasmadas grandes murales con temas sociales.
Mencionó que al egresar de sus planteles y hacer prácticas o tener una plaza, los normalistas se encuentran con la realidad rural en sus lugares de origen, donde se vinculan a las luchas por tierra, mejores condiciones de vida y otras demandas.
Apuntó que en la actualidad las normales enfrentan distintas problemáticas, no sólo de recursos, para poder operar. Puso de ejemplo el caso de la Normal Rural de El Mexe, que no cuenta con internado y no se le han restituido las tierras.
Las normales rurales no son un lastre del pasado sino una semilla del futuro
, concluyó.