Domingo 30 de junio de 2024, p. 6
La canción Yo vengo a ofrecer mi corazón, de Fito Páez, símbolo de solidaridad y esperanza de la música latinoamericana, fue elegida por el grupo La Santa Cecilia para abrir el concierto Palomazo por las personas refugiadas 2024: Esperanza de un nuevo hogar, celebrado la noche del viernes en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM.
La poderosa voz y el carisma de La Marisoul, vocalista de esa agrupación, se apoderaron del escenario a media luz, en el que las velas al filo del proscenio resaltaban el gigantesco listón de tela que colgaba desde la zona de coros, símbolo del Día Mundial del Refugiado, que se conmemora el 20 de junio en todo el mundo.
¡Buenas noches! Qué honor estar aquí, que alegría estar con mis hermanitos en este palomazo para crear unión y conciencia
, dijo, para enseguida interpretar Nunca más, canción que con versos como nos fuimos siguiendo un sueño con el corazón en mano, porque ya no es justo nada en la tierra que habitamos
aborda la problemática de los desplazados.
Además, a la iniciativa de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) que busca rendir homenaje a quienes se han visto forzados a huir de su lugar de origen, se sumaron la oficina de Naciones Unidas para Derechos Humanos, ONU Mujeres y la Unesco.
Para Las ciudades, pieza compuesta por el maestro Jose Alfredo Jiménez, invitaron al escenario a músicos refugiados de diferentes partes del mundo, incluidos Marina Partsianka, desde Bielorrusia, en la viola; la hondureña Virna Lanza en el chelo, y en el violín Sayd Hortúa, de Venezuela.
Antes de la interpretación de Ice el hielo –que aborda cómo los migrantes en Estados Unidos tienen que trabajar en condiciones irregulares, siempre pendientes de lo que les pueda hacer El tío Sam–, el acordeonista y requinto José Pepe Carlos dedicó la pieza al esfuerzo de nuestros familiares migrantes que hacen su mejor esfuerzo para darnos todo lo que pueden
.
El vocalista de San Pascualito Rey, Pascual Reyes, fue el primer invitado de la noche para cantar Tecolotes. Ximena Sariñana interpretó la cumbia Quiero verte feliz, que invita a un baile de resistencia ante el dolor de la gente, el frío, y el hambre
.
Uno de los momentos cumbres se vivió de la mano de la arpista refugiada Malena Duarte, quien con magistral ejecución arrancó del alma de los asistentes un eufórico Ay, ay, ay, canta y no llores
con Cielito lindo a ritmo de huapango. El espíritu de Antonio Aguilar también se hizo presente con Un puño de tierra, interpretada por todos los invitados de la noche, que también fue pretexto para celebrar a nuestros grandes compositores mexicanos, donde no podía faltar Juan Gabriel, que para muchos es uno de los compositores más prolíficos.