La principal lección es que el enemigo no duerme
El país andino es visto por la oligarquía como botín por el litio y otros recursos
// Balance a unas horas de sufrir un intento de golpe de Estado
Sábado 29 de junio de 2024, p. 23
La Paz., En el piso 23 de la Casa Grande del Pueblo, donde tiene su despacho, el presidente Luis Arce recibe a La Jornada hacia el final del día, para conversar por algunos minutos, arrancados en medio del ajetreo interminable que ha seguido a la fallida asonada golpista del pasado miércoles.
–¿Qué lecciones deja lo ocurrido para la izquierda boliviana, cuánto de este intento de golpe tiene que ver con la debilidad y las divisiones de la izquierda?
–Es una buena pregunta. De lecciones hemos aprendido no sólo ahora, sino que en varias ocasiones. Cuando sucedía esto me puse a pensar lo que ocurrió con el presidente (chileno Salvador) Allende, que tuvo una secuela de pequeños golpecillos para llegar a un golpe final, nos pusimos a pensar en eso, pero también las experiencias en Bolivia. Particularmente me tocó en 1979 el golpe de (Alberto) Natusch, el 1° de noviembre, y con Luis García Meza, el 17 de julio de 1980, que yo estuve en la resistencia cuando era muy jovencito, por supuesto.
“Dejan, pues, muchísimas enseñanzas y la primera es que el enemigo principal nunca duerme; que los intereses sobre nuestros recursos naturales nunca van a dejar de estar ahí. Hay países, parece, que no quieren que nosotros nos desarrollemos en base a nuestros recursos naturales, que los desarrollemos soberanamente. Especialmente en estos momentos, para nadie es desconocido que Bolivia es la primera reserva mundial de litio y estamos en pleno proceso de industrialización, con tres empresas con las que trabajamos inicialmente, dos son chinas, una es rusa.
Y entendemos perfectamente lo que está pasando en el mundo, donde se están configurando dos grandes bloques; bueno, en realidad se está desarrollando un nuevo bloque que está desafiando a un viejo bloque. Y eso es lo que está generando en el contexto internacional, este reflujo de fuerzas que, evidentemente, cuando ven a una izquierda debilitada o la oportunidad de posicionar a alguien, como ha ocurrido en algunos países de la región, lo van a hacer, ¡lo van a hacer! Todo por consolidar una hegemonía mundial o dar el último respiro a todo un bloque.
–Entonces, la enseñanza es clara: el enemigo no duerme, y hay que estar siempre atento a nivel nacional e internacional. Cuando usted menciona el gesto que tuvo con el ex presidente Morales de llamarlo para advertirle del golpe, se ha referido a que lo que existen son diferencias políticas. ¿Está usted tratando de lanzar un esfuerzo para unificar a la izquierda, particularmente al MAS?
–A esta altura hay que aclarar que el gobierno nacional, mi persona, jamás ha atacado al ex presidente Evo Morales, ahí están mis tuits, mis manifestaciones públicas. Nosotros hemos recibido el ataque de él.
“Nosotros, el gobierno, hemos compartido que en las organizaciones sociales, que son las propietarias del instrumento político, han invitado en cuatro oportunidades al compañero Evo a que se sume y haga la unidad del instrumento con ellos. No ha habido respuesta, han sido ignoradas.
“Ese es un tema que nos preocupa, por lo tanto, nosotros cuando llamamos al compañero Evo, fue simplemente por un acto de compañerismo. Sabemos perfectamente que ellos venían por nosotros, querían la cabeza del presidente, que yo renuncie, que me vaya, y luego iban por Evo Morales, como siempre se lo hemos dicho en las ocasiones en las que estuvimos conversando.
Antes conversábamos relativamente frecuentemente, pero desde que él asume una posición totalmente opositora, crítica, boicoteadora en la Asamblea, las cosas por supuesto no podían ser. Pero en este momento, no me puse a pensar en eso, pensé en todo el proceso, porque al final si es mi cabeza luego irían a descabezar todo lo que está pasando en nuestro instrumento político.
–Usted reveló que los tres comandantes de las fuerzas armadas estuvieron en el intento golpista, lo cual sugiere que esto fue un complot que abarcó a la totalidad de las fuerzas armadas. ¿Cómo analiza usted eso en términos de los desafíos que le impone a la democracia boliviana?
–Ahí hay un dato importante, estuvieron las tres cabezas de las fuerzas aérea, naval y el ejército, pero no les respondieron todas las unidades como ellos hubiesen querido. Eso fue uno de los elementos de porqué fracasa el movimiento.
“Nosotros nos enteramos del movimiento no autorizado de tropas en Challapata, que da lugar a que entremos en alerta y vayamos evaluando lo que estaba pasando y las comunicaciones que no contesta el general Juan José Zúñiga. Cuando nos enteramos, se instruye al alto mando militar, al comando en jefe, que paralice todo eso. Algunas unidades que ya estaban en movimiento acataron las instrucciones, otras no, otras acataron el acuartelamiento pero no salieron. Eso fue un factor que se dio individualmente por iniciativa de algunas unidades, consolidadas luego por el comando en jefe que estaba vigente y que felizmente respondía a nuestras llamadas.
Por supuesto, las acciones de ver al pueblo en las calles, de recibir las muestras de solidaridad de presidentes y organismos internacionales que se manifestaron, también fueron decisivas.
–Temió por su vida cuando salió a enfrentarlos.
–Bueno, hemos vivido esto, sabemos que cuando uno está enfrentando un golpe militar, hay siempre esa posibilidad, por supuesto que sí.