Sábado 29 de junio de 2024, p. 26
Chihuahua, Chih., Prestadores de servicios turísticos que rentan lanchas y venden artesanías enfrentan una grave crisis económica a consecuencia de que el lago Arareko, situado cerca del pueblo de Creel, municipio de Bocoyna, perdió más de la mitad de su superficie, debido a la sequía en la Sierra Tarahumara.
La laguna, como la conocen los rarámuris del ejido San Ignacio Arareko, disminuyó su extensión de 40 hectáreas a menos de 20, ya que la represa dejó de captar líquido por la ausencia de lluvias; además el bajo nivel de líquido dividió el cuerpo de agua en dos, lo que ha provocado la extinción de vida silvestre, incluidos patos, ranas y peces, informó el documentalista rarámuri Jaime Armendáriz.
El número de turistas que llegan a visitar el lago también se redujo a partir de las vacaciones de Semana Santa hasta la fecha. Los artesanos prevén que la situación empeore en el actual periodo de verano, por las altas temperaturas que aumentaron la evaporación del agua.
Suspenden renta de lanchas y baja actividad recreativa
Al suspender la renta de lanchas y disminuir la actividad recreativa, ahora el lago Arareko funciona como un abrevadero de chivas y reses del ejido San Ignacio y de otras comunidades rarámuri circundantes, donde hay escasez de líquido en los arroyos.
Según el último reporte del monitor de sequía de la Comisión Nacional del Agua, del 15 de junio, todos los municipios de la sierra Tarahumara tienen una condición de estiaje extrema y excepcional, en el caso de Bocoyna, donde se ubica Arareko, hay pérdidas generalizadas de cultivos o pastos, riesgo de incendios, escasez total de agua en embalses y pozos.
A nosotros nos da tristeza, impotencia de no poder hacer nada para salvar, no sólo el lago sino a aquellos que dependen de este cuerpo de agua para su sobrevivencia; la verdadera dueña de éste es toda la vida silvestre, y por culpa de una plaga llamada humanos lo pierden todo, pues acaban con todo sin importar que los árboles necesiten el agua para darnos oxígeno
, comentó Jaime Armendáriz.
Asimismo, reprochó que los humanos no nos amamos a nosotros mismos, nos burlamos, inventamos, discriminamos, para sentirnos mejor que el otro
y menos valoramos a la naturaleza, ni la cuidamos.
En un posicionamiento público, recordó que el lago Arareko fue un santuario para la vida silvestre, era un sito de lo más bello a decenas de kilómetros a la redonda, estaba lleno de vida, para algunos existía el temor de que se desbordara y que podría afectarles o perjudicarles
.
En mi infancia me tocó ir a pescar en este lugar con anzuelos y usábamos lombrices de tierra como carnada, sacábamos unas mojarras de buen tamaño, era un sitio exclusivo de los rarámuris, y qué decir del paisaje era mil veces mejor que hoy en día, se contaban muchas leyendas de lago que daba miedo ir sin estar acompañado
, explicó.
Algunos decían que existía una sirena, otros, que había una enorme serpiente en sus aguas, incluso contaban que algunos se ahogaron al nadar porque debajo de las piedras había cuevas y que al sumergirse en sus aguas jamás salieron a la superficie
, agregó.
Para frenar la autodestrucción, necesitamos amistad, unión, solidaridad, tener la confianza de pedir apoyo y ayudar si está a nuestro alcance, así como educar a las nuevas generaciones
, expuso el documentalista rarámuri.