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Los actores de Tranvía Teatro abordan en escena el miedo al abandono geriátrico

La obra Concierto para tres y una moneda concluyó temporada ayer en 77 Centro Cultural Autogestivo

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▲ La puesta en escena combina las experiencias de un concierto de rock o de música popular con la del teatro independiente en la Ciudad de México.Foto cortesía de la agrupación teatral
 
Periódico La Jornada
Viernes 28 de junio de 2024, p. 3

La obra de teatro Concierto para tres y una moneda, que aborda el abandono geriátrico con un lenguaje musical y de carnaval, propone que la felicidad no es un objetivo a tener a los 80 años, sino que se trata de vivir el presente en cada etapa de la vida, expresó Sebastián Valdés, director del montaje cuya temporada concluyó ayer.

El dramaturgo explicó a La Jornada la escenificación de la compañía Tranvía Teatro que combina las experiencias de un concierto de rock o de música popular con la del teatro independiente en la Ciudad de México, inspirada en dos experiencias uruguayas: el Cuarteto de Nos y la murga, fundada en 2001, Agárrate, Catalina.

Valdés reseñó que “habla principalmente del miedo. Somos una compañía muy joven que tiene muy presente qué va a pasar en un futuro con las decisiones que tomamos en la actualidad. Los personajes son dos adultos mayores que reflexionan sobre sus decisiones de vida.

Roberto siguió sus sueños y se convirtió en locutor de teatro y doctor en antropología; es muy letrado, sin embargo, no es feliz, porque siente que no valía la pena. Por otro lado, Mario se ajustó a lo que la sociedad esperaba de él y se lamenta, porque considera que de haber seguido sus sueños habría conseguido mayor felicidad en su tercera edad. Es la expresión de nuestros miedos generacionales sobre el abandono geriátrico.

Sebastián Valdés (Astor Notrem) recordó que el texto dramatúrgico se basó en entrevistas para mostrar los pensamientos y el tren emocional por el que transitan los personajes: Vivo en una comunidad muy pequeña compuesta casi totalmente por adultos mayores, en la que se da mucha prioridad a sus necesidades; sin embargo, parecen seguir siendo un accesorio para sus hijos o las personas que los cuidan.

Para su realización, empleó el lenguaje de los espectáculos de murga, que en Uruguay es un conjunto de personas que desarrollan espectáculos para el carnaval, de denuncia social, y utilizan la música para expresarse, mecanismo que usan para no caer en lo trágico, en el abandono anímico del público; es cerrar con una nota esperanzadora o de reflexión que dé una conclusión más amable.

En su caso, expuso Valdés, regresamos a la infancia de los dos personajes, los vemos jugar como niños, aun con los actores interpretándolos en la tercera edad, y desarrollar este vínculo palmario con el que se conocieron y desarrollaron su amistad.

Para desarrollar sus personajes, los actores María Valdez, José Ángel Juárez y Martín Pizano trabajaron con ejercicios con una máscara que por sí misma no reflejaba ninguna emoción y los obligaba a expresar corporalmente, primero, las acciones desde su individualidad, y, después, desde el análisis que hicieron del texto, construir una escultura corporal de los personajes, un poco con la teoría de Meyerhold de la biomecánica para elaborar memorias, experiencias y emociones.

Concluyó: “nos gusta –obviamente, cada persona percibe las cosas de forma distinta– que los asistentes se vayan con una suerte de alivio de que sí somos una mota de polvo y nuestras decisiones sólo tienen peso para nosotros mismos, y que eso está bien. No tenemos que ser obras maestras como personas para ser felices, y la felicidad no es un algo que a los 80 años debas decir: ‘me siento feliz’, sino que se va construyendo”.

La obra Concierto para tres y una moneda concluyó temporada en el 77 Centro Cultural Autogestivo (Abraham González 77, colonia Juárez).