Viernes 28 de junio de 2024, p. 6
Madrid. Científicos del Instituto Max Planck de Geoantropología identificaron tres umbrales claves en el uso humano de la tierra en las selvas tropicales durante los últimos 10 mil años.
Los dos primeros marcan el comienzo de la producción de alimentos y el surgimiento de nuevas formas de asentamiento.
Muchos alimentos que damos por sentados en el mundo, como el maíz, el pollo y el chocolate, tienen su origen en los trópicos. La expansión del arroz y el búfalo de agua en las selvas tropicales a menudo estuvo acompañada de mayores niveles de deforestación, erosión del suelo y emisiones de gases de efecto invernadero.
También se puede suponer que el inicio de la urbanización en los trópicos hace unos mil a 2 mil años, y sus redes de intercambio asociadas y demandas de recursos, introdujeron nuevas presiones sobre estos ecosistemas. Se pusieron en circulación nueva información y tecnologías y se propagaron especies invasoras, informa el Instituto Max Planck en un comunicado.
El tercer umbral se refiere a la expansión del colonialismo e imperialismo europeo y, más tarde, estadunidense en los trópicos. Mientras que Europa y las Américas habían estado previamente aisladas entre sí, la llegada de las potencias coloniales ibéricas las conectó directamente y las integró en un sistema global de explotación económica.
Como resultado, especies animales y vegetales silvestres y domesticadas fueron comercializadas e introducidas a gran escala, cambiando permanentemente los paisajes de todo el mundo. Además, la propagación de enfermedades, el tráfico de esclavos y la violencia practicada por las potencias coloniales tuvieron un impacto drástico en la población indígena y su uso de la tierra.
Es posible que los mecanismos de retroalimentación del sistema de la Tierra ya estuvieran alterados permanentemente en ese momento. La marginación de las prácticas indígenas de uso de la tierra y la propagación del sistema colonial, basado en el desmonte con fines de lucro, así como en el trabajo forzado y esclavo, continuaron hasta el siglo XX. Los efectos que esto tuvo en las desigualdades globales y la sostenibilidad tropical aún se pueden sentir, según la investigación.