Ciencias
Ver día anteriorMartes 25 de junio de 2024Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Investigadora llama a prevenir y manejar efectos de las especies invasoras

Pueden alterar el medio ambiente y dañar a otros grupos animales

Foto
▲ Morelia Camacho Cervantes, investigadora de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.Foto Sergio Hernández
 
Periódico La Jornada
Martes 25 de junio de 2024, p. 7

Las especies invasoras, una de las principales amenazas a la biodiversidad y cuya acción cuesta a la economía global alrededor de 423 millones de dólares al año, no sólo ocasionan alteraciones en los ecosistemas, sino también dañan nuestra salud, por eso es primordial entender los procesos y mecanismos de cómo se establecen en diferentes lugares para diseñar mejores planes de prevención y manejo de sus efectos, con el fin de erradicarlos donde sea posible, explicó Morelia Camacho Cervantes, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En entrevista con este medio, la científica afirmó que dichas poblaciones son organismos introducidos deliberada o accidentalmente en un nuevo hábitat, ajeno a su área de distribución natural; tienen la capacidad de establecer grupos viables y causar impactos negativos en el medio ambiente, ya que compiten con ejemplares nativos por el alimento y el espacio, alteran el hábitat y transmiten enfermedades y parásitos.

Ejemplos, mencionó, son el jacinto de agua (Eichhornia crassipes), la rana toro (Lithobates catesbeianus), el pez león (Pterois volitans) y la ardilla gris (Sciurus carolinensis).

Se estima que su acción invasora genera un daño a la economía global, pues provocan pérdidas en la agricultura, la pesca, la silvicultura, la salud pública y los servicios ecosistémicos; esto, aunado a los costos de los esfuerzos de control y erradicación de estas especies.

Camacho Cervantes se ha enfocado en el análisis de cómo la contaminación puede variar la conducta de estos animales. La interacción entre especies nativas e invasoras se ve afectada cuando hay contaminación de por medio. Así, los organismos pueden variar su producción hormonal, su agresividad, sus patrones de actividad y de alimentación, sus ciclos diarios, y al cambiar esto se modifica la interacción con los ejemplares con que se relacionan.

Destacó que la exposición a productos químicos tóxicos puede alterar la capacidad de los animales para buscar alimento, reproducirse, evitar depredadores o migrar. También, puede debilitar a las especies nativas, haciéndolas más susceptibles a la competencia o la depredación.

La especialista ha estudiado la interacción entre los guppy, pez invasor originario de Trinidad y Tobago que se ha establecido en el centro de México, donde habitan los goodeidos, familia de 36 especies, de las cuales 17 están en peligro de extinción. También ha identificado el papel que juegan los residuos de ciertas drogas en el entorno ambiental.

Consumimos una gran cantidad de medicinas, de las cuales se han encontrado rastros en ríos y otros sitios, como de la píldora del día siguiente y pastillas anticonceptivas. Esto es entendible porque consumimos una dosis que tiene suficiente cantidad para conseguir el efecto deseado en nuestro organismo, así como un excedente que se desecha a través de la orina y llega por medio del drenaje a los cuerpos de agua.

Destacó el caso de la fluoxetina, presente en medicamentos como el Prozac –para tratar afecciones siquiátricas–, que se ha encontrado en áreas acuáticas. Se ha identificado que incluso concentraciones muy pequeñas pueden cambiar el comportamiento de los animales.

Camacho Cervantes se refirió también al caso de las gambusias (peces mosquito), que son sensibles a ese químico. La distancia en que se mueven es mayor cuando están expuestos a la sustancia y sus ciclos diurnos y nocturnos se ven afectados.

También existen especies invasoras que buscan contaminantes para beneficiarse de ellos, como el caso de un tipo de gorrión, que metía colillas de cigarros en los nidos, para conseguir el efecto antiparasitario de los residuos de nicotina.

La científica consideró que además de estos elementos, hace falta hacer un análisis de este tipo de animales en contextos contaminantes, pero poniendo énfasis en los cambios ambientales, como las altas temperaturas.