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Fluyen los sonidos de Charles Daniels en el Palacio de Bellas Artes
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de junio de 2024, p. 3

Trato de componer con sinceridad y amor al sonido. Charles Daniels respondió satisfecho tras el estreno mundial de su obra Calmy borne by celestial waters (Llevado calmadamente por aguas celestiales), efectuado la noche del viernes por la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) en la Sala principal del Palacio de Bellas Artes y que fue reconocida por el público con una prolongada ovación.

Es una pieza de factura exquisita en cuyos 12 minutos, como lo sugiere su título, los sonidos fluyen de manera armoniosa y delicada, como el agua cristalina de un río. Fue escrita en 2021 para un concurso en China, de nombre Premios a la creación artística, realizado en la ciudad de Hangzhou, en el cual obtuvo el Premio a la Excelencia.

El compositor y docente mexicano (1985) accedió a una breve charla con La Jornada en el intermedio del concierto, en la cual señaló que fueron varios los años que le llevó desarrollar una técnica que le permite hoy “sentirse muy libre a la hora de escribir y fluir en la música que compone.

Precisó que para él es muy importante poseer una narrativa sonora en la que el discurso se desarrolle de manera natural y que cada momento lleve al siguiente, suscitando con ello una serie de emociones y vivencias en el escucha. Incluso, aceptó que muchas personas encuentran un sentido cinematográfico en su obra, aunque no esté concebida de esa manera.

La estrenada por la OSN no se aparta de ese camino, al ser una pieza agradable al oído y que emociona por su solidez, brillo y sutilezas, así como por el poderío con el que alcanza el clímax para, de manera inmediata, concluir de forma tersa, en una delicada tensión en la que el sonido parece resistirse a desaparecer.

En esta obra, como en otras, no quería contar una historia específica, sino ver qué ocurre cuando se empieza con una idea. Es como plantar una semilla y dejar que evolucione; escribí cuatro, cinco notas, y las dejé para ver qué rumbo tomaban. Siento que es como plantar un árbol y luego sólo poner lo que sigue para ver hacia dónde van creciendo las ramificaciones, aclaró Charles Daniels.

Gusto por la música oriental

Aunque creó esta partitura ex profeso para el citado concurso en China, el autor aclaró que las reminiscencias o evocaciones a la música oriental que aparecen a lo largo de ella no fueron deliberadas, sino que se cuelan de forma natural por su interés y gusto por las culturas de aquella región del planeta.

Acerca del título, Calmy borne by celestial waters, precisó que está en inglés debido a que la obra participó en un certamen internacional y que corresponde a una frase retomada del Wen Fu, un tratado sobre la poesía del poeta chino Lu Chi, del siglo III de nuestra era.

No es que me haya inspirado en ese texto para escribir mi obra; de hecho, ya la había concluido cuando me enfrenté a cómo titularla, y, como tenía que ver con China, busqué algo relacionado con ese país. Fue que me topé con ese escrito y me pareció fantástico. Habla de la vivencia de un artista creando, lo vi y me identifiqué cabrón. Lo impresionante es que se trata de un poeta chino del siglo III diciendo algo en lo que yo me reflejo. Eso quiere decir que lo que yo creo muy personal es algo que ha vivido la gente por miles de años.

Esta fue la primera ocasión que la OSN interpreta una obra de Charles Daniels y también la primera vez que su música suena en la sala principal del máximo escenario cultural y artístico del país, según consigna el crítico Juan Arturo Brennan, colaborador de este diario, en las notas al programa.

Este concierto de la Sinfónica Nacional –que será repetido hoy a las 12:15 horas– correspondió al penúltimo programa de su primera temporada. Como parte del mismo, la agrupación, dirigida por Ludwig Carrasco, también estrenó en México el Concierto para trombón del compositor y director español Salvador Brotons (1959), con la actuación como solista de su compatriota Ximo Vicedo, vitoreado por la audiencia al final de su interpretación. Es una obra poco convencional, dado que el instrumento para el que está escrita no figura de forma frecuente en las salas de concierto.

La noche cerró con la Primera sinfonía de Johannes Brahms (1833-1897), uno de los autores a los que está dedicada esta primera temporada. Al concluir, tanto la pieza como el desempeño de la agrupación y el director fueron celebrados por la concurrencia con aplausos y gritos atronadores.