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Los ambulantes se apoderan de aceras en la avenida Juárez

Entre ellos se disputan lugares // Obstruyen el paso de peatones y utilizan las bancas de la Alameda

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▲ Las bancas de la Alameda las dejaron de usar parejas y familias, pues ahora sirven para exhibir mercancía.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de junio de 2024, p. 27

Vendedores ambulantes se han apropiado de algunas áreas en calles del Centro Histórico donde hasta hace unos meses las autoridades capitalinas no permitían el comercio callejero, como las aceras de la avenida Juárez, entre Balderas y el Eje Central, en la Alameda Central, la explanada del Palacio de Bellas Artes, frente a las instalaciones del Poder Judicial, así como en el corredor peatonal Madero.

Los visitantes de la Alameda ya no pueden ocupar las bancas, que ahora son utilizadas por los vendedores, quienes también suelen colgar la ropa que ofrecen en tendederos amarrados entre los árboles y los postes del alumbrado público.

El tramo de Balderas, entre Juárez y avenida Hidalgo, que fue cerrado al tránsito vehicular para convertirlo en paso peatonal, ahora es utilizado como estacionamiento de motocicletas y motonetas, además de que los ambulantes aprovechan para colocar sus bancos, carros de supermercado, mercancías, botes y hasta utilizan las coladeras como anclas para atar los lazos de las lonas de sus puestos ubicados a un costado de la Plaza de la Solidaridad.

Sobre la acera de la avenida Juárez hay quienes en el piso exhiben sus productos, en puestos armados con rejas, como lentes de cristal, ropa interior, artículos alusivos a la diversidad sexual, hay uno donde hacen uñas de gel, los carros de hot dogs, tacos de bistec, elotes, esquites y aguas en ambos lados de la acera, hasta llegar al Eje Central Lázaro Cárdenas, por lo que dejan sólo un reducido paso al peatón, que tiene que sortear a otros comerciantes que pasan con mercancía en diablitos. Ni hablar de quien quiera pasar con silla de ruedas o bastón.

Asimismo, los peatones tienen que estar al pendiente de no ser arrollados por quienes usan patinetas, bicicletas y vehículos eléctricos y que circulan sobre la banqueta.

Otros paseantes, como padres de familia que acuden con sus hijos, prefieren caminar por lo reducido del espacio antes que transitar del otro lado de la avenida –frente al museo Memoria y Tolerancia– donde este año creció el plantón Hijas de la Canabis, donde se concentran decenas de personas para consumir mariguana, que despide su fuerte y desagradable olor sin que las autoridades intervengan.

En el mismo lugar, el servicio de Turibús tiene su base y sus trabajadores prefieren no hacer comentarios, mientras los grupos de ambulantes se disputan entre ellos los lugares, porque las agrupaciones de mujeres se extendieron y ahora son comerciantes. Empezaron dizque haciendo trueque y ya se quedaron, aseguró una vendedora de elotes.

Un joven que exige se le deje trabajar y vender aguas frescas para ganar el dinero honradamente, dijo en torno a ellas: dicen que porque son feministas y mujeres tienen más derechos, pero todos somos iguales; si nos quitan a unos, que nos quiten a todos. Todos coludos o todos rabones.