o se dio ninguna sorpresa en el penúltimo día de la competencia del festival de Cannes. Es más, ahora nos dejaron con las sobras. La primera fue la francesa L’amour ouf, del conocido actor Gilles Lellouche, una película comercial a medio camino entre el thriller urbano y la comedia romántica.
En esencia, trata del amor imperecedero, en teoría, entre Jacqueline (Adèle Exarchopoulos) y Clotaire (François Civil), cuyo origen se remonta a su adolescencia, cuando los interpretan Mallory Wanecque y Malik Frikah, respectivamente. Ella es una colegiala de clase media, él un hamponcito curtido a punta de madrazos. Los dos se enamoran a pesar de sus diferencias (o gracias a ellas). Clotaire se une a una banda criminal y es implicado en la muerte de un guardia y sentenciado a 12 años de cárcel. Cuando sale de ella, ya es un matón endurecido, sediento de venganza, que encuentra a Jackie casada con otro. Sin embargo, el guion se saca de la manga un final feliz inaudito.
En descargo de Lellouche, debo decir que la película es entretenida y está filmada con habilidad. Hagan de cuenta un Michael Bay con calmantes. Su mejor secuencia es aquella en que los protagonistas se enamoran bajo una luz de reflector, al ritmo de una canción de The Cure, su banda favorita. No está mal para pasar el rato, pero ¿competir en Cannes?
Algunos rumores corrían al respecto de que la película india All We Imagine As Light (Todo lo que imaginamos como luz), segundo largometraje de la directora y actriz Payal Kapadia, era una de las revelaciones del festival. No fue así.
Ya en una función de prensa con escasa asistencia, nos soplamos este melodrama sobre un par de enfermeras hindúes de Bombay que viven juntas: Prabha (Kani Kusruti), quien se la pasa añorando a su marido que hace años trabaja en Alemania, sin verlo nunca, y la más joven Anu (Divya Prabha), quien tiene un novio musulmán, fuereño y, por tanto, inaceptable para su familia.
La primera parte de la película, básicamente nocturna, establece las situaciones de ellas y una tercera, Parvaty (Chhaya Kadam), mayor de edad, que es obligada a abandonar su hogar y volver a su pueblo costeño. En la segunda, más luminosa, las otras dos ayudan a Parvaty a mudarse a su lugar de origen y aprovechan para descansar junto al mar.
Hasta donde sé, se supone que están prohibidos los besos y los desnudos en el cine indio. Pues bien, la película contiene una escena en que Anu y su novio hacen el amor y un breve desnudo de la misma, por lo que debe considerarse atrevidísima, me imagino. Ese sería el mayor punto de interés de la primera representante del cine indio en competencia oficial por más de 30 años. Por mí, se pueden esperar otros 30 para la siguiente.
Hoy se exhibirán los concursantes de Cinéfondation –o La Cinef, como se conoce ahora– cortometrajes de varios países que incluye a un mexicano, Elevación, del tapatío Gabriel Esdras. El corto se sitúa 48 horas antes del fin del mundo y fue coproducido por la Universidad de Guadalajara. Le deseamos suerte al paisano.
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