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Ciudad perdida

Tras ganar, ¿con quién gobernar?

I

maginemos, sólo imaginemos que hoy es 3 de junio. Como las encuestas pronosticaban, Claudia Sheinbaum ganó la Presidencia de la República con una holgada mayoría, pero ahora empieza lo difícil: gobernar. Y la primera pregunta es: sí, pero ¿con quienes?

Los rumores, las señales, echaban luz sobre algunos nombres que suponen decisiones ya tomadas, sobre todo en renglones en los que hay deudas sin saldar. En educación todo indica que estará Rosaura Ruiz, mujer muy cercana a la nueva presidenta y con una trayectoria profesional sin tacha.

El sistema nacional de salud, o como vaya a llamarse, tendrá como cabeza, nadie lo duda, al doctor David Kershenobich, reconocido gastroenterólogo miembro de la academia y parte de la Junta de Gobierno de la UNAM.

Pero lo que ha causado mayores expectativas es lo que va a pasar en la Secretaría de Gobernación. Nadie ignora que esa dependencia fue destrozada, por decirlo de alguna manera, en sus funciones, y no sólo por el gobierno actual, sino por el diseño neoliberal que divide y arrebata de las manos de lo político todas las decisiones que puedan interferir a los designios del mercado.

Si bien en el sexenio que termina lo político gubernamental quedó en manos de la Presidencia de la República, desde las administraciones pasadas se fue restando poder a la secretaría de eso, de lo político, hasta quedar en casi una oficina de los asuntos religiosos y migración, aunque en ese rubro las cosas fueron de mal en peor.

Y es que lo político se fue trasladando a ciertos organismos autónomos como el INE y el TEPJF, donde sus funciones excedieron todo lo programado y se arrogaron decisiones que no corresponden a un ente creado sólo para organizar y sancionar las elecciones, nada más.

Gobernación quedó aislada, desvencijada, llevada a un inmovilismo que sólo se explica si sus funciones se condenan al ostracismo. Fueron otros tiempos, pero en los momentos actuales se hace más que indispensable fortalecer y devolver su identidad natural a la secretaría de lo político en México.

Y es que tenemos que decirlo, aunque ya lo hemos señalado, que ganar la elección no es gobernar, y el gobierno de la doctora Sheinbaum requerirá de los acuerdos con los gobernadores, por ejemplo, y no hay muchas personas en el horizonte que pudieran tener las virtudes políticas y morales para cumplir con ese encargo.

Aunque no parece el perfil adecuado, Juan Ramón de la Fuente, a quien le tocó acabar con la huelga de 1999-2000 mediante el ingreso de la Policía Federal a Ciudad Universitaria, es el encargado de los llamados Diálogos por la Transformación que ideó Claudia Sheinbaum, y que para algunos es una señal clara que lo convierte en posible inquilino de la casona de Bucareli.

No obstante, muchos son los que más que en la Secretaría de Relaciones Exteriores lo relacionan con Educación, dado su pasó por la rectoría de la UNAM, y esa propuesta parece más congruente.

El 3 de junio aún no llega, ya veremos que nos trae.

De pasadita

Por si quedara alguna duda, el candidato a la jefatura de Gobierno por parte del Prian, Santiago tajada, no deja duda del color de la llamada marea rosa, que a todas luces es azul.

Y es que ayer mismo acudió al INE a registrar la concentración del domingo en el Zócalo a fin de declarar que su candidatura se benefició de la tal marea para que el evento se sume a sus eventos de campaña, en un acto más de cinismo que de honestidad.

Pero es peor porque desde ahí tratará, junto con su partido, el PAN, de poner el cierre de campaña de Claudia Sheinbaum del 29 de este mes como parte de los gastos de campaña, porque saben que ese mitin, ya convocado por la candidata de Morena, será mucho mayor que la marea que exhibió el domingo pasado.

Allá ellos y sus trampas, pero lo cierto es que el arroz ya se coció.