Sábado 18 de mayo de 2024, p. 3
San Javier., Una rara ópera barroca escrita por un indígena, cuyas partituras estuvieron ocultas durante siglos en una iglesia de la Amazonia boliviana, cobró vida con una puesta en escena en bésiro, dialecto original, hoy en vías de extinción.
La orquesta sinfónica del poblado de San Javier, en el departamento de Santa Cruz, de casi 19 mil habitantes, interpretó la obra por primera vez desde su hallazgo, en los años 70.
Frente al altar de la iglesia de San Javier, Yhorgina Algarañaz y Carla Pereyra, de 18 y 36 años, respectivamente, interpretan un diálogo en bésiro entre San Francisco y San Ignacio.
Las cantantes llevan barbas postizas, túnicas negras y sandalias. Cruzan miradas antes de entonar la lengua de los antepasados nómadas: siromati ape, asaraimia nuxia nipoxti Tupax
(ven al cielo a ver lo buena que es la casa de Dios).
El público se levanta y estalla en un sonoro aplauso frente a la que sería una inédita interpretación de la ópera San Francisco Javier.
Los historiadores no han determinado si la obra, que data de 1740, se presentó en su época.
Es un estreno mundial
, exclama emocionado el cubano Eduardo Silveira, de 55 años, director de la que es considerada la única ópera que se interpreta en bésiro conocida hasta ahora.
El bésiro es una de las lenguas de los chiquitanos, pequeños pueblos indígenas que fueron agrupados por los jesuitas en la región amazónica en el siglo XVIII.
Forma parte de los 37 dialectos reconocidos oficialmente en Bolivia, aunque hoy sólo lo hablan los ancianos.
También es uno de los siete que están en riesgo de desaparecer, según el gubernamental Instituto Plurinacional de Estudios de Lenguas y Culturas. No existe un censo sobre el número actual de hablantes.
Hace un año, Silveira y su orquesta sinfónica de jóvenes recrearon la obra en su dialecto original con ayuda del sacerdote e historiador polaco Piotr Nawrot.
A los violines, guitarras y violonchelo de la música barroca sumaron tamboriles y otros instrumentos nativos, como el sananax, que es una trompeta de bambú.
Tener la única ópera en el mundo con el texto en la lengua local, ya es ganancia
, destaca Nawrot, de 69 años.
Sus partituras habían sido celosamente guardadas por los chiquitanos en la iglesia de San Rafael, a unos 300 kilómetros de San Javier.
En los años setenta, el arquitecto suizo Hans Roth viajó a Bolivia para restaurar algunos templos de los jesuitas en la Amazonia.
Durante su misión, se encontró con miles de partituras en español y con la singular ópera en bésiro. Los historiadores estiman que la obra fue escrita de manera anónima por un indígena evangelizado.
La reconstrucción terminó en los años 90 gracias al impulso de Nawrot y otros expertos.
Rehacer la música no ha sido tan complicado como los textos, sobre todo en una lengua extraña que no entiendo y hay poca gente que habla
, evoca el religioso.
Con la obra restaurada, el cubano Silveira empezó a preparar la puesta en escena. A las cantantes les tomó un año familiarizarse con el bésiro.
La obra vio luz a finales de abril. San Javier organizó una velada especial para el lanzamiento de la ópera barroca indígena, y Silveira ya piensa en la próxima presentación. Vamos a seguir, esa es nuestra misión
.