Sábado 18 de mayo de 2024, p. 26
Para abastecerse de agua potable, la Ciudad de México depende cada vez más de la extracción en pozos profundos, lo que acentúa el fenómeno de subducción o hundimiento de ciertas zonas –en particular el oriente y el Centro Histórico–, por lo cual urge recurrir a otras fuentes, como la lluvia.
Participantes del foro por la autonomía urbana en defensa del territorio y el agua, efectuado en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, lamentaron que bajo el modelo económico neoliberal las ciudades se han vuelto espacios fragmentados donde se reproducen las desigualdades y la vivienda se ha convertido en un elemento de especulación y no en un derecho.
Néstor López, académico y especialista en temas de geotermia y ciencias de la tierra, señaló que las actividades agropecuarias representan 76 por ciento del consumo de agua en México, a lo cual se suma 15 por ciento por uso doméstico.
En las ciudades, 50 por ciento se pierde en fugas, mientras una proporción similar se evapora durante el riego de zonas de cultivo, por lo que el desperdicio es muy alto e incide en la gravedad de la actual crisis.
Desde 2001 se documentó una tendencia creciente de utilizar pozos, de donde se obtiene 61 por ciento del total del líquido, lo que a su vez trae como consecuencia un mayor uso de electricidad y combustibles fósiles y un hundimiento cada vez más acelerado de la tierra.