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Tumbando caña

Cigala, pasión por los boleros

H

ablar de música sin hablar de los boleros es como hablar de nada, decía Gabriel García Márquez. El Nobel de Literatura consideraba este género una de las más altas expresiones de la música popular. Es la crónica del corazón, expresaba.

Por eso, ahora que Diego El Cigala nos entrega su nueva producción musical Obras maestras, que no es otra cosa que un compendio de grandes boleros, hablamos de lo importante que han sido en su trayectoria musical.

Nos encontramos en uno de los estudios de su casa discográfica, Sony Music. Cigala se ve contento a pesar del cansancio y las desveladas. Anda en marcha presentando su nueva producción de la que dice sentirse muy contento y satisfecho.

Es un álbum de 10 canciones en el que trato de rendir homenaje a un género que me es tan cercano como el flamenco, y a la vez ofrezco una alternativa a las nuevas generaciones, pues considero que la música que se consume hoy día dista de tener un compromiso más allá de lo comercial.

Me dice que desde niño escuchaba boleros en la casa familiar. “Me encanta desde muy joven. Cuando llegaba mi padre del tablao y venía con discos de Lucho Gatica y junto con otros camaradas, mi madre y mi abuelo se ponían a cantar en la sala. El bolero se canta como el flamenco, por ejemplo Corazón loco o Dos gardenias, se hacían por bulerías; lo escuchaba desde niño y me quedaba frío.

“A lo largo de mi vida he tenido muchas historias. Las más cercanas, después del flamenco, han sido con los boleros, y este nuevo álbum está lleno de recuerdos, por eso creo que suena con tanta verdad, porque en todo este tiempo han pasado cosas importantes.

“El bolero es muy parecido al flamenco, tiene el mismo sentido. Las letras siempre se llenan de dolor y amor, de recuerdos… se siente al cantar, con todo su amor y desamor, con la profundidad del engaño y la tristeza. A veces parece la misma historia, la misma experiencia. Un bolero puede conectar con otro que escribió otra persona, como si todos fueran de la mano. Sobre todo, por esa ternura, el amor y el cariño, porque ahí todo cabe.”

Me cuenta que para expresar y apropiarse del sentimiento que encierran los boleros, tuvo que entrenarse escuchando a grandes intérpretes. “Aprendí de ellos los trucos de la canción, el filin y llevarlo a mi terreno.

Para cantar un bolero, interpretarlo bien, hay que tener mucho corazón, enfatiza.

La tesitura de voz es lo más dificil. Hay que emparejar los tonos. Dejarse llevar por ese ímpetu que lo caracteriza hace un poco complejo cantar, porque los temas tienen vida y mucha emoción, y yo sé de eso, porque vivo de eso, pero en estas canciones también hay algo en que no necesitan sólo ser cantadas, sino hay que interpretarlas. Uno puede dejar que la voz se vaya en medio de la cantada por el sentimiento.

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▲ Diego El Cigala.Foto cortesía Sony Music

En un momento de la charla me pregunta si ya escuché el nuevo material y pide mi opinón. Le digo que me parece una secuela de Lágrimas negras, el espléndido trabajo que hizo al alimón con el inmenso Bebo Valdés. “Pero a diferencia de Lágrimas negras, este es un disco más extenso, con más repertorio”, me dice. “Cuando grabé Lágrimas negras estaba nuevecito. Me llevaban de la mano el genio y figura que era mi querido Bebo, pero han tenido que pasar 20 años (tiempo que esperó esta nueva producción) para tener la experiencia y saber qué es el bolero.

Ese disco está dentro de lo que es el bolero, pero no es tan completo como este, que es una oda al amor, al desamor y a la vida a través de temas clásicos que fueron escritos en la primera mitad del siglo XX y que hasta hoy siguen vigentes debido a la atemporalidad de sus temas.

Publicado en todas las plataformas digitales el 1º de septiembre de 2023 bajo el sello Sony Music Latin, Obras maestras incluye temas clásicos de la talla de Ay, cariño, de Federico Baena Solís; Sin un amor, de Alfredo El Güero Gil que interpretara el Trío Los Panchos; Toda una vida, del cubano Osvaldo Farrés popularizado por Antonio Machín; Piensa en mí, de Agustín y María Teresa Lara; Espérame en el cielo (corazón), del compositor puertorriqueño Francisco Paquito López Vid; Voy, de Luis Demetrio; Adoro, de Armando Manzanero, y dos temas que aunque no son propiamente boleros, Cigala los traduce a ese sentimiento con propiedad y jondura: Abrázame, de Julio Iglesias y Desahogo, de Roberto Carlos.

Con este trabajo, el artista, reconocido por su versatilidad y su capacidad para fusionar diferentes géneros, convierte cada una de estas canciones en nuevas joyas a las que aporta su propio toque.

Lo que más me gusta cantar después del flamenco es el bolero, me dice el maestro casi en susurro y concluye: “Estoy muy feliz con Obras maestras, y creo que va a dar muchísima felicidad a quien lo escuche.