Bogotá. Iván Máquez, histórico comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), firmante de los acuerdos de paz de 2016 a los que renunció para regresar a la guerra en agosto de 2019, reapareció ayer en un video proyectado a campesinos de una remota zona de frontera con

Venezuela.

El regreso del veterano líder rebelde a la escena política causó gran revuelo mediático, más por el hecho de que durante meses se especuló sobre su muerte que por el contenido de su mensaje –de 16 minutos– en el que la única novedad fue su apoyo a la convocatoria de una asamblea constituyente, una de las nuevas y más reiteradas iniciativas impulsadas por el presidente Gustavo Petro.

Sin exhibir grandes afectaciones en su apariencia física, luego de sufrir un atentado con explosivos en 2021, Márquez declaró que vamos a rescatar la majestuosidad del constituyente primario que es el pueblo. Jamás debe olvidarse que el soberano es el pueblo, y los derechos de éste prevalecen sobre la ambición de riquezas de las oligarquías y las transnacionales.

Jefe máximo de unas disidencias de las FARC denominadas Segunda Marquetalia, el antiguo negociador de la paz con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, ordenó hace un par de meses la creación de una delegación de diálogos para entablar un nuevo proceso de paz con la actual administración, en el marco de la estrategia de paz total que impulsa Petro.

Fuentes de la Oficina de Paz del gobierno dijeron recientemente a La Jornada que todo estaba listo para dar inicio a estas nuevas pláticas, que se unen a las ya existentes con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otras disidencias de las FARC, conocidas como Estado Mayor Central.

ELN reclama al gobierno por crear divisiones

Tras casi un año y medio de reuniones entre el gobierno y el ELN en Cuba, México y Venezuela, las negociaciones de paz han entrado en un estado de estancamiento del que, según expertos locales, será muy difícil salir no sólo por el tono airado con el que las partes se refieren a sus interlocutores, sino porque la delegación rebelde considera que su par en la mesa ha apelado a métodos que no duda en calificar de perfidia.

El episodio que ha detenido en seco los diálogos fue la conformación de una mesa de negociación entre el gobierno y un frente del ELN que opera en el departamento de Nariño, al sur del país, en la frontera con Ecuador.

Además de considerar que el gobierno abrió una mesa paralela, la dirección nacional de los elenos, como se les conoce coloquialmente, asegura que este frente ha sido infiltrado por la inteligencia militar y, por lo tanto, no hace parte de sus estructuras.

Activando una supuesta disidencia, el gobierno le ha dado prioridad a este montaje, relegando la mesa oficial con el ELN y, por tanto, confirmando que su prioridad es hacer el diálogo de paz con sus propios agentes de inteligencia, dice un comunicado divulgado ayer por esta guerrilla.

Para calentar más este caldeado ambiente, Antonio García, máximo comandante del ELN, escribió ayer en su cuenta de la red social X que cuando el presidente Petro hacía parte de la guerrilla del M-19, solicitó y obtuvo recursos financieros de los elenos a mediados de los años 80.

“Él y su tropa se gastaron ese ‘billete’ en trago y francachelas, no en la lucha”, aseguró García, “debido a lo cual, en los siguientes meses tuvimos que cortar esas contribuciones a las farras”, comentó García.