París. El PSG se ha cansado de demostrar que invertir millonarias cantidades no es sinónimo de éxito en el futbol actual. Ayer, ni en el ambiente más favorable pudieron avanzar a la final de la Champions. Otra vez se quedaron a la orilla, en las semifinales. El Borussia Dortmund (0-1) fue el encargado de eliminarlos en París con un gol solitario de Mats Hummels, que convierte a los alemanes en los primeros finalistas. De la eliminatoria entre Real Madrid y Bayern Múnich saldrá su rival del próximo 1º de junio.

Otro sueño de coronación se le acababa de romper a los franceses, esta vez por culpa de la eficacia implacable de un Dortmund que le impidió anotar. El conjunto alemán ganó los dos cotejos por 1-0.

Sin tantos aspavientos, los alemanes, un equipo modesto con una visión más apegada a la búsqueda de talento y formación de jugadores antes que comprar caro, estarán presentes por tercera vez en su historia en la búsqueda del campeonato de clubes más importante del mundo.

Para el París Saint-Germain se trata de otra temporada sin la copa que más ambicionan sus dueños pese al desmesurado gasto en luminarias. Los parisinos han logrado clasificarse a la siguiente fase en los últimos siete años, pero sólo en una ocasión avanzaron al partido por el campeonato. El Bayern Múnich les arrebató ese título en 2020. El resto de oportunidades fueron desperdiciadas en octavos (cuatro veces) y semifinales (2).

En un Parque de los Príncipes incandescente y vestido para la ocasión con sus mejores galas, con carteles con imágenes del trofeo y del plantel parisino rodeados de los laureles de la victoria, los hombres de Luis Enrique no estuvieron a la altura del escenario y mostraron más voluntad que acierto ante los casi 50 mil espectadores que se dieron cita.

El PSG mandaba en la posesión, pero las mejores ocasiones eran alemanas, como una media volea del defensor noruego Julian Ryerson que se estrelló en el lateral exterior de la red, o un contragolpe protagonizado por Karim Adeyemi, cuyo disparo con todo en favor se encontró con una mano providencial del arquero Gianluigi Donnarumma. Los tiros lejanos de Vitinha y de Fabián Ruiz eran desviados por la zaga visitante o no planteaban problemas a un seguro Gregor Kobel bajo el arco.

Mientras, Kylian Mbappé, generoso quizá hasta el exceso, se mostraba más peligroso en el pase que en el remate.

Para el complemento, pronto se encontraron con la anotación de Hummels, quien cabeceó picado y sin marca un tiro de esquina de Julian Brandt.

El PSG, desatado ya hacia el arco contrario, multiplicó las ocasio-nes, con un remate al larguero de Mbappé desde el corazón del área (86), pero el muro amarillo alemán resultó demasiado espeso para un equipo local al que no le acompañó la suerte y que volvió a estrellarse en la Champions. Fueron cuatro remates a los postes del PSG.

En su momento Lionel Messi y Neymar lograron cargar con la loza que significa romper una maldición histórica; Mbappé tampoco ha podido con ella y parece que se irá sin haberlo conseguido. Del campo se fue cabizbajo.

En el PSG siempre queremos ganar. Nos sentimos tristes, reconoció el francés tras el revés. Debimos haber anotado. Tuvimos las oportunidades, pero cuando no las aprovechas y no eres eficiente en ambos lados de la cancha, se complica avanzar.

Pronto se irá también del club, hacia un nuevo destino, pero no quiso hablar de su futuro, el cual apunta hacia el Real Madrid.