La tristeza que empezó a flotar en las calles de Buenos Aires y el resto del país no es de esas que se disipan en años, sino en generaciones. La muerte de César Luis Menotti, técnico campeón del mundo con Argentina en 1978, supone el final de una etapa gloriosa en la historia del futbol. Porque ídolos, genios y jugadores habrá siempre, pero El Flaco excedió cualquier condición. Fue una reivindicación popular hecha entrenador, la posibilidad de entender el juego de la misma manera en que cada uno asume la vida. No miren al palco, miren a las tribunas que ahí está su gente, nuestra gente, dijo alguna vez en circunstancias culminantes. Muchos de sus jugadores ayer lo despidieron en el lugar donde todo comenzó, el predio de la Asociación de Futbol Argentino (AFA).

Durante más de cinco horas, figuras de los tres campeonatos mundiales ganados por la Albiceleste –Lionel Scaloni, monarca en Qatar 2022; Héctor Enrique, mediocampista que se consagró en 1986 junto a Diego Maradona; y Daniel Passarella, capitán de su equipo en 1978–, además de su familia y otros referentes internacionales, acompañaron el cuerpo de Menotti hasta el cementerio de La Recoleta, cerca del centro de la capital, donde en próximos días será cremado.

No quiero dejar de agradecerle al presidente de la AFA, Claudio Tapia. Hizo que los últimos años de mi viejo los viviera en el lugar que siempre soñó y seguramente en el que más quiso, expresó su hijo Alejandro.

La familia cercana, los antiguos ayudantes de campo del entrenador y otros tantos amigos personales permanecieron cerca del féretro en un estadio de futsal, dentro del complejo que lleva el nombre de Lionel Messi. Allí fue velado en una ceremonia íntima, de mucho respeto y gratitud, con el recuer-do de diferentes reflexiones que antecedían o cerraban un partido. “Una de las mayores certezas de El Flaco es que no daba todo igual”, afirma el escritor y periodista argentino Ariel Scher.

Esa idea sembró nuevas luces en Argentina y otros clubes como el Barcelona, Atlético de Madrid y Boca Juniors, pero a la vez en la selección mexicana, a la que comandó entre 1991 y 1992 para reordenar antiguas piezas que cimentaron una nueva ruta. Para mí, Menotti era un genio, el más grande seductor del futbol argentino, definió al diario Olé el técnico del Manchester City, Pep Guardiola, con quien compartió no menos de 30 horas de conversación en sus contadas visitas a Buenos Aires.

Nacido el 5 de noviembre de 1938 en Rosario, Menotti mantuvo una lucha dialéctica con Carlos Bilardo, campeón del mundo en México 1986 y quien ahora pasa sus días en un departamento en el barrio de La Paternal, donde, a través de la televisión, se enteró de su muerte. El llamado bilardismo pregonaba que lo único que importa en este deporte es ganar como sea, mientras El Flaco respondía que se puede perder un partido, pero no la dignidad por jugar bien al futbol.

Desde 2019 se desempeñaba como director de selecciones nacionales de la AFA y su palabra fue determinante para la confirmación del entonces interino Lionel Scaloni al frente de la Albiceleste. Su delicada salud, sin embargo, no le permitió ser parte de la delegación que levantó el trofeo en Qatar.

Se nos fue un maestro del futbol, declaró Scaloni, quien viajó desde Europa para asistir a su velatorio. Gracias por esas charlas entrañables en las que nos dejas-te huella.

Con información de Afp