Xóchitl Gálvez, lejos de la última // Una maloliente historia // Admiración por Cuauhtémoc Cárdenas
gitado y retrasado, al tiempo que pedía su trago para emparejarse, el licenciado Molina interrumpió la conversación de la mesa y dijo: ¿Ya saben la última de Xóchitl?
¿La última?
, contestó azorado el abogado Azcoytia. ¿No me digas que falleció?
Por supuesto que no y, ojalá esto no suceda en tres o cuatro sexenios, o se nos acaba la botana mañanera. Me corrijo: No se trata obviamente de la última puntada, sino de la más reciente
. Aclarado el mal entendido, Molina continuó: me refiero a los dislates y sinrazones con los que la tricandidata nos surte diariamente, a tal grado que cuando los medios y las redes no festinan con gran alboroto sus declaraciones de la fecha anterior, los pobres reporteros tienen que redoblar esfuerzos para encontrar la nota del día. Es decir el o los gracejos que la señora candidata esparce a diestra y siniestra durante todo el tiempo que dura en estado de vigilia (o, séase, despierta, no con hambre)
.
Ejemplo: Con aguda y trepidante voz la candidata X gritó ante un escuálido auditorio: Llegando a la Presidencia, investigaré y enjuiciaré a los hijos del presidente López Obrador
. A mí la contundente declaración me pareció razonable y aplaudible: si hay denuncias formales contra quien sea, no puede hacerse como que la virgen le habla. Su obligación es ordenar las averiguaciones que la ley estipula. De no hacerlo, la presidenta Xóchitl sería quien cayera en una punible omisión. La imagino enfundada en su vestidura talar, una balanza en la mano izquierda, aunque un tanto cargada a la derecha. En ésta, una espada para garantizar que, como lo afirmó ayer: es una mujer a la que no le tiembla la mano
.
El que es buen juez por su casa empieza.
Me dijo alguien. ¿Y a qué viene el dicho
, le pregunté? ¿Es usted de los pocos que no vieron la peliculita sobre el hijo de Xóchitl (un niño de 27 años), mentando madres porque no lo dejaban pasar a un antro de lujo, siendo el coordinador de las juventudes xochitlovers del país?
Cuando vi el video mi reacción fue inmediata: ese adolescente (esa apariencia me dio), es ya ahorita un imbécil o muy probablemente la semana entrante, un ebrio consuetudinario. Cuando supe quién era, me expresé con una dureza que ahora lamento. Algunos reportajes periodísticos y múltiples WhatsApp me abrieron una ventanita para asomarme a la vida cotidiana de este hogar y de su pasado que explican muchas de las desconcertantes y sui generis características que lo distinguen. Ahora puedo entender muchas cuestiones que me resultaban confusas, inauditas y, más de una, hasta imposibles de imaginar.
Un ejemplo: por boca de la propia candidata Gálvez nos enteramos de una no muy respetuosa ni menos amorosa conversa sostenida entre ella y su señora madre, doña Bertha Ruiz. La joven le informaba que tenía que salir a Europa para continuar sus estudios y la madre, preocupada, le rogó que no lo hiciera, pero ante la persistencia de su hijita, en su desesperación recurrió al recurso del chantaje emocional y llorando le sentenció: “Es que si tú te vas … yo me voy a morir”.
El próximo lunes 13 continuaré con esta maloliente historia. Veremos cómo la candidata X, muy atenta a la paridad de género, incorpora a su señor padre en la crónica familiar. A ambos progenitores les depara un trato tan sincero que al Padre Eterno le daría un cólico celestial.
Cuauhtémoc: tu cumpleaños me mueve a decirte palabras de admiración, res-peto y un afecto de a de veras. No tengo por qué guardarlas; te las iré diciendo. Un abrazo.
Monsi entrañable, otra vez me volviste a ganar: siempre fuiste primero en la llegada y en la partida, pero no importa, en un rato nos veremos.