Como hace 164 años, los indígenas zacapoaxtlas se impusieron ayer al ejército francés durante la histórica Batalla del 5 de Mayo en Puebla, que se recreó en el pueblo del Peñón de los Baños, declarada patrimonio cultural inmaterial de la Ciudad de México.

Desde temprano, los zacapoaxtlas e integrantes del ejército de oriente tomaron Circuito Interior, desde su cruce con Eje 1 Norte, lo que llevó a cierres a la circulación y a que cientos de usuarios del Aeropuerto Internacional arribaran a pie o en Metro.

La 94 representación de esta gesta histórica se inició con el tradicional desfile popular, donde los participantes recorrieron las calles del pueblo bailando al ritmo de la música de banda, para después ocupar Circuito Interior y avenida Carlos León.

Los indígenas caminaron junto a soldados mexicanos y sus acérrimos rivales, los franceses, haciendo sonar sus fusiles, que dejaban una estela de humo blanco, mientras mujeres, hombres y niños bailaban al son de la música.

Algunos visitantes nacionales y extranjeros aprovecharon su paso frente a la Terminal I del AICM para tomarse una foto o selfie con algunos de los participantes, quienes accedían a la petición para que conozcan cómo se festeja este día en México, dijeron.

Los estruendos simulados de escopetas y cañonazos y el olor a pólvora envolvió el ambiente y llevó a vecinos de las colonias aledañas a los pueblos del Peñón de los Baños y San Juan de Aragón, donde también se llevó a cabo la representación, a sumarse.

Los hombres, al mando del general Zaragoza, se batieron en ambos pueblos para evitar que el ejército francés se apoderara del país, en una larga lucha que fue admirada por cientos de personas, quienes con gritos expresaban su apoyo.

Pese a la presencia de cientos de personas en ambas representaciones, donde fueron desplegados elementos de las secretarías de Seguridad Ciudadana y de la Defensa Nacional, así como de la Guardia Nacional, el saldo fue blanco.

La larga lucha que escenificaron y dejó una importante baja de las fuerzas extranjeras provocó que varios de los participantes se refrescaran con una michelada, chelada o gomichela, que eran fácilmente adquiridas en tienditas, puestos o casas, pese a la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas.

La representación en el pueblo del Peñón de los Baños provocó congestiones viales y que automovilistas utilizaran calles aledañas para dirigirse hacia el poniente, duplicando su tiempo de recorrido.