Martes 30 de abril de 2024, p. 16
Aunque la legislación impide a las escuelas la venta de alimentos ultraprocesados, organizaciones sociales y especialistas denunciaron ayer que no se aplica. Muestra de ello es que en 98 por ciento de los planteles educativos se comercializan golosinas, dulces, frituras, helados; en 79 por ciento, refrescos, y sólo en 19 por ciento los niños tienen acceso a frutas, verduras y agua potable para su libre consumo.
En el marco del Día del Niño, consideraron que los centros escolares son parte del problema de la obesidad y el sobrepeso que registran los menores de edad, por lo que urgieron a los candidatos a la Presidencia a incorporar en sus planes de trabajo acciones concretas y esfuerzos coordinados en políticas públicas de salud y nutrición, que protejan y garanticen entornos saludables.
Las agrupaciones El Poder del Consumidor, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) e integrantes del Instituto Nacional de Salud Pública también pidieron a la Secretaría de Educación Pública (SEP) emitir los nuevos lineamientos para la venta de alimentos y bebidas en las escuelas, apegadas la Ley General de Educación aprobada el año pasado.
Dicha modificación legislativa prohíbe la comercialización de alimentos y bebidas de bajo valor nutricional dentro de los centros educativos, y el límite para que la SEP dé a conocer el documento vence en junio.
Liliana Bahena, de El Poder del Consumidor, recordó que actualmente uno de cada cuatro niños y adolescentes viven con sobrepeso y obesidad. De no actuar con rapidez y efectividad, se estima que vivirán cuatro años menos que sus padres y además lo harán enfermos la mayor parte de su vida.
Destacó que los menores de edad tienen acceso a productos chatarra en todo momento y en todo lugar. En las escuelas consumen cada día 550 calorías, que los puede llevar a subir siete kilos en cada ciclo escolar, lo que podría cambiar si se retiran del recreo los alimentos obesogénicos.