Domingo 21 de abril de 2024, p. 8
Aunque los teléfonos celulares pueden ayudar a mantenernos en contacto con miles de personas y a tener acceso a información, muchos usuarios de estos dispositivos los utilizan de forma excesiva y llegan a generar una auténtica dependencia
, lo que en determinadas circunstancias incluso puede dar pie al surgimiento de trastornos mentales.
Paola Colunga Serralde, responsable de atención sicológica en la Clínica de Bienestar Universitario de la Universidad Iberoamericana, alertó que uno de los posibles efectos del uso desmedido de los celulares es el incremento de la ansiedad y la falta de convivencia de calidad con familiares y amigos.
En entrevista con La Jornada, la especialista indicó que cuando los teléfonos móviles empezaron a tener nuevas aplicaciones y recursos, se volvieron parte indispensable de nuestro día a día
, por lo que estamos en interacción constante con ellos.
Sin embargo, en lugar de utilizar el teléfono como herramienta que nos ayude, parece que es el celular el que se apropia de nosotros y estamos en función de él. Les instalamos tantas cosas, como nuestras redes sociales, correos, contraseñas y hasta nuestra frecuencia cardiaca, que nos conocen más que nosotros mismos
.
Colunga enfatizó que los propios celulares no desencadenan problemas de salud mental en los usuarios, sino que son éstos, por la forma en que los utilizan y se relacionan con ellos, quienes pueden incurrir en usos excesivos y generar diversos problemas y trastornos.
Uno de ellos, dijo, es la actitud de hipervigilancia
ante los mensajes que nos llegan o que enviamos, lo cual puede aumentar la ansiedad que muchas personas quizá ya viven. De la misma forma, estar constantemente conectado
para leer noticias puede desencadenar una sensación de angustia.
A lo anterior pueden sumarse factores como la insatisfacción de algunos usuarios ante su propio cuerpo o su vida, al compararlo con las de otros en redes sociales, o la paradoja de tener muchos contactos en el ciberespacio, pero falta de interacción de calidad con otras personas en la vida real.
Ante ello, Colunga recomendó “hacer una reflexión personal de cuánto tiempo le dedicamos a los celulares. Ser más conscientes de para qué lo estamos utilizando, y si lo usé siete horas, por ejemplo, ver cuántas fueron de trabajo, y cuántas de redes sociales y ver si puedes reducir algo de eso.
Tenemos que ver si me estoy conectando conmigo en el presente o no lo estoy haciendo, porque quiero resolver todo conectándome con otras personas en otros lugares. Como todo lo tengo en el celular, estoy en mil áreas al mismo tiempo y no estoy deteniéndome a comprender la naturaleza, a respirar y vivir el momento presente
, aseveró.