Golpes de calor, deshidratación y enfermedades gastrointestinales, respiratorias y crónicas como diabetes e hipertensión son algunas de las consecuencias que enfrentan las mujeres jornaleras agrícolas que migran del sur al norte del país, debido a factores como el cambio de clima y de hábitos alimentarios, señalaron especialistas y defensores de derechos humanos.

Durante una mesa de análisis sobre las realidades de las mujeres jornaleras en el país, los integrantes de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas (RNJJA) apuntaron que además de los abusos y la explotación laboral, este sector carece de educación para sus hijos, salarios dignos que les permitan cubrir sus necesidades y de acceso a la seguridad social, que finalmente deben costear de sus bolsillos, lo que profundiza aún más sus condiciones de pobreza y marginación.

En Chiapas, en la temporada de corte de café –de noviembre a marzo– las jornaleras trabajan largas horas bajo la lluvia, lo que les genera problemas de garganta, gripe y tos, señaló Marisol Iglesias Jiménez, de Enlace, asociación que acompaña a comunidades campesinas en sus procesos de formación.

Anotó que además sus derechos de maternidad no son respetados, ya que aun cuando están embarazadas deben cargar costales de hasta 60 kilogramos de café cereza, porque es parte de su jornal.

La situación no es muy distinta en Sonora, donde jornaleras que migran desde el sur del país se enfrentan a un cambio de clima donde la temperatura en este lugar en verano roza los 50 grados centígrados, ocasionando en ellas deshidratación, diarrea y hasta casos de muerte por golpes de calor que sufren sólo durante el trayecto al campo, indicó Pedro Gómez López, integrante de la Red.

En el campo persiste también la brecha salarial, ya que, de acuerdo con datos del INEGI del Censo Agropecuario 2022, mientras los hombres ganan en promedio 228 pesos diarios, las mujeres obtienen 201, aunque en algunos casos no reciben su pago por trabajar.

En la comunidad de La Joya, en Tenextepango, Morelos, mientras los varones migran al norte, las mujeres jornaleras se dedican al corte del ejote, por el que les pagan por costal –que ellas mismas deben comprar– y por mucho pueden ganar 200 pesos diarios, lo que resulta insuficiente y buscan vender servilletas que tejen o comida que preparan.

Además de su rol como jornaleras, las mujeres cumplen la triple jornada, pues aún antes de que salga el sol, a las 4 de la mañana, comienzan su día con diversas actividades del hogar, además de desempeñar su labor como madres y como cuidadoras de otros miembros de la familia, señaló la RNJJA.