Dahomey y el retorno del patrimonio
n la última Berlinale, adjudicaron el máximo galardón al documental Dahomey, de la franco-senegalesa Mati Diop. En él narra el viaje de retorno de 26 obras de arte al reino de Dahomey, ahora Benín, que estaban en el museo parisino Quai Branly-Jaques Chirac. Las obras eran parte de la colección conocida como Tesoros de Abomey.
En 1892, las tropas francesas invadieron el Palacio Abomey, hogar del rey Behanzin, y se apoderaron de muchos objetos reales, entre ellos las 26 piezas restituidas.
En el documental, jóvenes universitarios reflexionan sobre el significado de esta ínfima recuperación de su patrimonio. También lo hace una de las obras, especie de deidad, híbrido entre hombre y animal, que reivindica el significado histórico de viajar a su país.
En una solemne ceremonia realizada en octubre de 2018, el presidente Emmanuel Macron confirmó la restitución de esas obras de arte a Benín. Alrededor de 90 por ciento del patrimonio cultural de África está en Europa y Estados Unidos. En Francia, unas 90 mil, de los cuales 70 mil están depositadas en el citado museo, y la mitad de ellas llegaron durante el tiempo de la Francia colonial.
Países africanos y de Medio Oriente llevan décadas luchando por recuperar las obras saqueadas por exploradores y colonizadores europeos.
El Museo Británico de Londres, por ejemplo, se niega a restituir a Grecia varias piezas de arte helénico, y a Etiopía, 11 tablillas sagradas, saqueadas por el ejército británico en 1868. Argumenta que regresarlas abrirá las puertas para vaciar las colecciones de numerosos museos.
Otros reclamos entre cientos no atendidos: Irak a Alemania, la espléndida Puerta de Ishtar, una de las entradas de la antigua ciudad de Babilonia. Se exhibe en Berlín. Allí también está el busto de Nefertiti, reina de Egipto. Colombia pide a España el tesoro de Quimbaya, que consiste en 122 piezas de oro precolombino, obsequiado ilegalmente en 1893 por un presidente de ese país a la reina María Cristina.
Desde 1991, México solicita al gobierno de Austria, sin éxito, la devolución de el penacho de Moctezuma. Un tocado hecho con plumas de quetzal, montadas sobre una base de oro adornada con piedras preciosas. Se exhibe en Viena. Es hora de regresar lo saqueado.