Al término del sexenio no quedarán obras ni compromisos pendientes de cumplimiento, aseguró ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien agregó que en caso de que alguna de sus promesas quede inconclusa por falta de tiempo, pedirá por escrito a su sucesora o sucesor que se cumpla.

Tras señalar en su rueda de prensa cotidiana que confía en que habrá continuidad en el proceso de transformación que inició su gobierno y que proseguirá la política de dar prioridad a la atención de los más pobres, el jefe del Ejecutivo aseguró que hay que seguir transformando porque “todavía hay un rezago.

Nosotros tuvimos que priorizar. Yo tuve que decidir qué podíamos hacer en una primera etapa para sentar las bases de la transformación, expuso en Palacio Nacional.

Así, en vez de 500 acciones que se requieren, o mil, decidimos concentrarnos en 100 compromisos. Y en todo eso estamos cumpliendo, pero eso no significa que se haya resuelto todo; hay todavía un rezago, pero yo espero que haya continuidad, o sea, que continúe la transformación, que no regrese la corrupción, que no regresen los oligarcas a dominar México, declaró.

Prometió que si algo nos queda pendiente, yo voy a dejar por escrito solicitando a quien me va a sustituir que se hizo un compromiso y que no se pudo por alguna razón cumplir, sobre todo por cuestiones de tiempo, pero se va a dejar el presupuesto, si es necesario que se apliquen recursos, o que consideramos que es una obra muy importante o un acto de justicia necesario y que se lo dejamos encargado y ese documento se lo vamos a entregar a los interesados.

Adelantó que este fin de semana supervisará el avance de distintos proyectos de infraestructura en el sureste del país.

Añadió que la próxima semana estará en Acapulco para la clausura de la convención de la Asociación de Bancos de México y que supervisará caminos en Oaxaca y el avance de la coquizadora de Salina Cruz.

Por la noche, el mandatario publicó en las redes sociales que ayer mismo supervisó la construcción de la planta de ciclo combinado de Valladolid, en Yucatán, y que ahí abordó el Tren Maya hacia Cancún, Quintana Roo.