A diferencia de lo que ocurría en décadas anteriores, actualmente la población de México sólo tiene entre 60 y 80 por ciento de cobertura de vacunas, por lo que se encuentra vulnerable ante la posible aparición de una nueva emergencia sanitaria, advirtió Gilberto Castañeda Hernández, investigador del Departamento de Farmacología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).

Cuando salió la cartilla de vacunación, México llegó a ser un país con cobertura arriba de 90 por ciento. No había sarampión, porque se tenía cobertura en escuelas perdidas y se vacunaba a prácticamente toda la población: en la montaña, en la selva, en la ciudad, pero actualmente no, dijo el experto al participar en un taller para periodistas sobre cómo se fabrican las inmunizaciones.

Aunque dijo desconocer los datos exactos de cobertura de las vacunas, los cuales variarían mucho en función de cuál se trate, Castañeda indicó que estamos por ahí de 60 a 80 por ciento, lo cual quiere decir que entre 20 y 40 por ciento de la población no lo estamos cubriendo. Si nos llega una epidemia fea, nos va a ir mal.

En el mismo tono, lamentó que la empresa Birmex –de propiedad mayoritariamente estatal–era un gran productor de vacunas y logró que el país alcanzara un estado de soberanía en este ámbito, pero en los sexenios anteriores empezaron a importar mucho de India y a dejar de producir en México, lo que llevó a la compañía a la debacle, pese a haber sido un referente mundial en los años 70 y 80 del siglo pasado.

México es un país que desgraciadamente ha conocido corruptelas espantosas en la comercialización de medicamentos y vacunas, y estamos pagando el precio. Por eso es tan importante que tomemos conciencia y echar a andar otra vez esta soberanía de vacunas, no porque vayamos a hacer todo nosotros, pero si en un momento dado una vacuna del extranjero sale muy cara, la hacemos aquí y se acabó, dijo.

Al preguntarle si es posible saber cuánto puede afectar al país su baja en el nivel de cobertura de inmunizaciones, Castañeda indicó que existen modelos matemáticos para calcularlo, pero se necesita información confiable y voluntad política para que esto se desarrolle, (y) no tenemos ninguna de las dos.