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A 30 años del Programa de Acción de El Cairo
E

s un hecho que septiembre de 1994 cambió sustantivamente la agenda mundial de población, la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo celebrada en El Cairo (CIPD-94) abrió una visión de vanguardia. El Programa de Acción de El Cairo, que se firmó en tal ocasión, dio una visión de justicia social y una perspectiva de género al campo de la demografía, antes que en oficinas públicas, la descendencia se decide en la intimidad de la conciencia y de la alcoba de cada mujer –afirma María Consuelo Mejía–, quien participó en la delegación de la CIPD 1994 como representante de las organizaciones de la sociedad civil (OSC), una serie de complicidades, tejidas alrededor de la aceptación del papel protagónico y activo de las mujeres en las tareas de la población y el desarrollo llevaron a muy buen término la conferencia con la aprobación del Programa de Acción de El Cairo, resultado que expresa la incidencia de las OSC, de activistas y académicas feministas.

Al posicionar los derechos sexuales y reproductivos se incluyó el acceso al aborto seguro donde estuviera permitido por las leyes, un logro que no es menor; aunque los derechos sexuales no transitaron en el documento final (sólo forman parte del Consenso de Montevideo), ni se han logrado incluir en las siguientes sesiones de la CIPD que se han realizado durante 30 años.

Manuel Urbina Fuentes, secretario general del Consejo Nacional de Población (Conapo) en 1994, encabezó la delegación de México en la CIPD-94. Conapo ha impulsado el trabajo interinstitucional en amplios asuntos demográficos, además de la salud reproductiva, la educación sexual y la participación ciudadana. En enero de 2003 creó el Consejo Consultivo Ciudadano para la Política de Población (CCCPP) con 21 representantes de la academia y de las OSC. En palabras de Elena Zúñiga, entonces secretaria general del Conapo, el CCCPP fue la manera de institucionalizar un espacio de diálogo constante y constructivo entre la sociedad y el Conapo, que permitió incorporar y fortalecer nuevas perspectivas, al hacer amplias recomendaciones sobre la inclusión explícita de los derechos sexuales y reproductivos, la incidencia en la gestión de la migración interna e internacional, mayor uso de las proyecciones demográficas en la planeación sectorial y en la distribución de los recursos fiscales, así como facilitar la implementación del Programa Nacional de Población en las entidades federativas.

Al regresar de la CIPD-94, la Secretaría de Salud de México cambió el nombre a la Dirección General de Planificación Familiar por Dirección General de Salud Reproductiva, nuevo término definido en la conferencia: la salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo. Entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no, cuándo y con qué frecuencia. Además se creó el Grupo Interinstitucional de Salud Reproductiva, espacio que reunió a todas las dependencias de la administración pública federal que prestaban servicios de salud reproductiva y a cinco OSC, y donde avanzó la agenda de derechos sexuales y reproductivos.

A finales de abril del presente año, la Comisión de Población y Desarrollo conmemorará los 30 años de la CIPD-94, justo cuando el Conapo cumple 50 años de haberse fundado. En el periodo 57 de sesiones se evaluará la situación de ejecución de la CIPD a partir de los exámenes nacionales y regionales sobre la CIPD+30, de los cuales dará cuenta el informe del secretario general de Naciones Unidas. Este examen se realiza en torno a procesos y momentos multilaterales claves, como el examen mundial de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) en el foro político de alto nivel de julio de 2023, la Cumbre sobre los ODS de septiembre 2023, el aniversario 75 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de diciembre de 2023 y la Cumbre del Futuro a realizarse en septiembre de 2024.

Desde 1994 en que se incorporó la agenda feminista y los derechos sexuales y reproductivos, las políticas de población asumieron a la sexualidad como un asunto de poder y de disputa generacional, una arena política que ha buscado evitar que se legitime un género como el dominante por encima del otro y una sola orientación sexual como válida. Los derechos sexuales y reproductivos van más allá de una visión biomédica y reduccionista al reconocer la dimensión cultural y política del sexo. La comprensión de la dimensión política del sexo y el reconocimiento de las raíces cristianas y precristianas en que se basa la moral occidental acompañaron los procesos de modernización y secularización de la sexualidad en las políticas de población. La moral sexual tradicional fue trastocada por feministas y activistas LGBTI+, los cuales, como movimientos de resistencia, han enriquecido el concepto actual de la sexualidad y de las políticas públicas. Su incorporación en la agenda gubernamental no ha estado libre de tensiones y diferencias ideológicas, pero el marco internacional y nacional, la fortaleza técnica del Conapo y la resistencia ante pretensiones por revertirla, han permitido sostener el sentido secular de la política de población de México como una política de Estado.

* Secretaria General del Conapo

X: Gabrielarodr108