dispuesta al combate, con muchas expectativas y ganas, dice el guitarrista Behemoth
Decidimos seguir para adelante, hacer los mismos temas y mejorarlos
Viernes 5 de abril de 2024, p. 8
En la primera parte de esta entrevista con Javier, alias Behemoth, guitarrista del grupo bonaerense Sartan, repasamos varios aspectos de la historia de esta banda legendaria de black metal y grindcore: sus comienzos como preadolescentes que sintonizaron con el costado extremo del heavy metal a principios de los noventa, cuando las diferentes corrientes subterráneas entregaron estilos aún más deformes que sus predecesores. Hablamos también sobre las profanaciones en cementerios, de donde tomaban objetos que usaron como escenografía, así como de sus combates con los skinheads, que derivaron en la creación de Poder Negro, agrupación de heavys y punks unidos contra el fascismo.
Esta gran historia nunca contada del todo tiene en el disco Sepultando las lágrimas del señor (1994) su mejor banda de sonido. Tal vez esto distinga a Sartan de otros grupos que a lo largo del tiempo incursionaron en alguna forma de violencia, porque el álbum está a la altura de cualquier otro elepé extremo de su época, sumado a que, como agrupación, estaban realmente en la posición política opuesta a los exponentes noruegos de este estilo, como Burzum. Cuenta Javier que esa mezcla con el grindcore y otras vertientes las absorbieron como sólo pueden hacer los jóvenes obsesionados con música sacrílega: “la grabación de Sepultando… llegó cuando escuchamos a Darkthrone, Samael y bandas recontra repodridas, como Deicide y Cannibal Corpse. Nuestro estilo cambió, se mezcló con el black metal, que es como nos catalogan por la escenografía, pero en realidad metemos muchos estilos del metal extremo, principalmente, hardcore y grindcore. Estuvo muy bueno: el sello nos pagó 20 horas de grabación en 1994, hace 30 años, tenía 15 o estaba por cumplirlos; éramos jóvenes y la mayoría entrábamos al estudio por primera vez, fue una muy buena experiencia. De diciembre de 1991 hasta marzo de 94 fueron los cambios de Sartan, de género y estilo, fue cuando aprendimos a tocar. Nos preparamos un montón, tanto para grabar como para los recitales. El concierto que hicimos el 8 de abril de 2023 fue lo más parecido a lo que veníamos ensayando para grabar en 1994, pero con una calidad muy superior”.
Es difícil dejar pasar la vida de Poder Negro, a pesar de que existieron en los noventa. Se trata de un capítulo oculto de la historia del rock en Argentina: una comunidad proletaria de punks y heavys que peleaban contra skinheads nazis, nacida entre el público y los músicos de Sartan.
Organización democrática
Behemoth refiere: “nos considerábamos pares, aunque había líderes naturales. Éramos desprolijos, pero también rebeldes, veíamos el anarquismo en los Sex Pistols, sabíamos que estábamos contra los nazis y lo que ellos representan. Nos dedicamos a estudiar y nos dividíamos los temas para enseñarnos: qué significa el anarquismo, el socialismo, el comunismo; en ese entonces formamos ‘La escuelita’. Se fue juntando más gente y les pedíamos estudiar para debatir.
“Odiábamos la hipocresía de la sociedad común: decirte anarquista y no saber qué significa, de dónde vino y quiénes formaron el movimiento, nos parecía hipócrita. Lo mismo con el socialismo, llegaron a las reuniones gente de partidos políticos, sin decir adonde pertenecían; uno dio una clase sobre la Patagonia rebelde, nos enamoramos de esa historia y de la convicción de Severino Di Giovanni, que nos marcó a todos con su honestidad y el amor hacia la libertad que tenía. La organización era democrática, al principio no había nada que votar, después empezaron las separaciones de ideas, se votaba y quien no estaba de acuerdo con la decisión de la mayoría podía irse.
“Nosotros vivíamos en comunidad, tanto para escuchar música como para hablar de los fanzines, organizarnos en lo que íbamos a hacer también en la parte política.”
El 20 de abril de 1996 se realizó en el Parque Rivadavia, del barrio Caballito de Buenos Aires, un recital en repudio del asesinato del joven Walter Bulacio, perpetrado por la policía. Las investigaciones lograron reconstruir los hechos: tras ser entregado a la policía por la seguridad privada al intentar ingresar al concierto de Los Redonditos de Ricota, el grupo de rock más popular de Argentina en esa época, entre testigos y pericias se verificó que fue torturado en una comisaría hasta la muerte.
El concierto del parque Rivadavia para repudiar el asesinato es hoy considerado histórico, ya que mezcló a grupos que llegarían a ser muy convocantes por su propia cuenta, como La Renga y Los Piojos. También por cuestiones extra musicales: en el parque estaba un puesto de libros de propaganda neonazis, que ese día custodiaban unos 30 skinheads con bates de beisbol. En un momento del concierto, un grupo de personas dijeron que los pelados estaban golpeando a la gente. El resultado fue un skinhead muerto: Marcelo Scalera.
Juventud rebelde
El hecho marcó esta saga de tribus urbanas y tuvo una amplia cobertura mediática. Por entonces el diario La Nación señaló a Poder Negro como posible autor del asesinato, algo que Javier desmiente: “vale recordar que nosotros nos llamábamos Poder Negro y ya habíamos tenido unos cuantos enfrentamientos; nos tenían en la mira y a los primeros que marcaron fueron a nosotros.
“Estuve ahí y se despegó más de la mitad del recital, no sé si había 2 o 4 mil personas; la masa fue contra el puesto nazi de los skinheads de Franze, un hijo de comisario, que estaban esperando a la gente con bats y cascotes, pero no calcularon que iban a ser tantos. Fue una cosa de masas, es imposible señalarnos a nosotros, salvo por nuestros antecedentes en las batallas. ¿Si tuvimos persecución? Salían en los diarios esas cosas y por lo menos fue en una época antes de la Internet, lo cual hizo que no fuera tan masiva. Pero el suceso fue un verdadero golpe al nazismo, ahí la prensa se encargó de mostrar quienes eran los skinheads de acá y entonces se tuvieron que esconder; hasta el día de hoy que no salen. Fue espectacular, un golpe tan grande que no nos lo podemos atribuir: fue la juventud rebelde.”
Los integrantes de Sartan llevaron la cultura del intercambio de casetes regrabables hasta sus últimas consecuencias, lo hicieron a ellos mismos, perjudicando las ganancias del sello que los contrató y dejando ingresar gratis a una gran parte del público en su último show: en 1995 fuimos a tocar a Salta y a Jujuy, pero en en el primer lugar no lo hicimos porque hubo una razia antes del recital. Terminamos en la casa de uno de los chicos de allá, charlando y repartiendo casetes, los llevamos regrabados con fotocopia color y los vendíamos a precio costo. Cuando el sello se enteró de eso y del último recital, en el que hicimos avalancha para que entrara gratis un grupo importante de gente, nos echaron. En Jujuy tocamos y fue el pogo más agresivo que vi desde arriba del escenario
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Javier empezó a pensar en una vuelta de Sartan cuando se cumplió un número redondo del comienzo del grupo: “hace dos años salió una especie de revista en la que se hablaba de 30 años de Sartan, creo que escrita por mi hermano. Ni la leí, porque le gusta inflarse mucho y eso es algo que me revienta. A su vez llegó a mis manos una redición de Sepultando… hecha por Tormentos Fanzine, de Santa fe, y Peste Producciones, de Entre Ríos; fue una locura ver el disco después de casi 30 años, un acto de amor hacia el álbum que me devolvió todos los recuerdos. Llamé a los ex integrantes para ver si daba hacer tres temas o sólo para juntarnos. Retomar esa relación con Walter, que hace 27 años no veía, fue hermoso, y con el Mono también. Empezamos a ilusionarnos con seguir tocando, porque es algo muy lindo de nuestra amistad, después de haber vivido tantos años en nuestra gestación como personas, espalda con espalda. Decidimos seguir para adelante, hacer los mismos temas y tratar de mejorarlos. Tuvimos que buscar cantante y bajista para llegar a la formación de hoy. Hay muchas expectativas y ganas, siempre dispuestas al combate”.