Milei: pelear con (casi) todos // Ofende a Petro y AMLO // Expulsan a argentinos // Mazatlán: banda y hoteles
eleado con su propio equipo (por ejemplo, con la vicepresidenta Victoria Villarruel), con la gran mayoría de los gobernadores de su país y con buena parte de la ciudadanía (incluyendo a sectores que votaron por él y ahora están inconformes por los golpes económicos recibidos), el libertario Javier Milei ha abierto o agravado fuego declarativo contra los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, a quien llamó asesino terrorista, y de México,a quien llamó ignorante.
Estrambótico, teatrero y sumamente grosero, Milei llegó al poder a causa de la crisis de una izquierda o progresismo que en el último tramo encabezaron Alberto Fernández y Cristina Kirchner, pero no ha podido asentar las rigoristas medidas libertarias que simbolizó con una motosierra que le serviría para cortar sin compasión lo que a su juicio debiera exterminarse del aparato estatal y sus políticas. No ha podido avanzar porque le falta oficio político, no tiene equipo consolidado (el ex presidente Mauricio Macri lo apoya a conveniencia) y su programa de gobierno es insostenible, injusto, buscador del predominio del mercado y el individualismo.
Ayer se difundió el adelanto de una entrevista con la cadena estadunidense CNN que lo muestra en su jugo: como si fuese un flamígero orador placero y no el presidente de una república, ofendió al colombiano Petro y al mexicano López Obrador. El primero expulsó a todos los diplomáticos argentinos; el segundo probablemente fijará postura hoy en la mañanera.
Los disparates y graves tropiezos de Milei colocan en situación complicada a algunos personajes del antiobradorismo: a la senadora aztequista Lilly Téllez, quien invitó al presidente argentino a visitar México (también lo hizo Sergio Sarmiento, otro aztequista); a Eduardo Verástegui, el diluido aspirante fallido a una candidatura presidencial independiente; al propio Ricardo Salinas Pliego, que comparte pensamiento libertario, y a la candidata Xóchitl Gálvez, quien ha hecho expresiones de coincidencia con el político argentino y ayer quiso jugar a la ironía, rayana en la hipocresía, al decir que Milei no debería criticar a López Obrador, pues para eso está ella.
En otro tema: en Mazatlán se ha producido una entendible reacción de músicos y ciudadanos contra la pretensión de ciertos empresarios, en aras de un presunto mejor servicio a extranjeros, de suprimir o regular la tradicional explosión de sonido que acompaña a las bandas de música sinaloense por las playas, con evidente repercusión en los hoteles de esas franjas. Ayer mismo hubo una marcha de protesta de ejecutantes de ese género musical, que tuvo incidentes de violencia con policías.
De manera explicable han generado enojo las pretensiones de cambiar estilos de vida y de trabajo de mexicanos para adaptarlos a los gustos de visitantes extranjeros de corta o larga estancia (éstos, especialmente a partir de las posibilidades de trabajar en casa, sin ir a las oficinas).
Ya antes una modelo estadunidense, Breanna Claye, residente en la colonia Condesa desde un par de años atrás, había criticado a los organilleros en la Ciudad de México, señalando su música como el sonido más molesto de México e instando a no darles cooperación económica.
Más allá de la justificada resistencia de mexicanos a que sus estilos de vida sean modificados por presiones de extranjeros, parecería necesario que autoridades administrativas, legisladores, cámaras empresariales y representaciones vecinales abordaran el tema de la contaminación auditiva, que genera desde pleitos de vecinos, a veces con saldos mortales, hasta un constante desasosiego (altos decibeles en establecimientos comerciales, vehículos con altavoces en busca de fierro viejo que vendan
o tamales oaxaqueños, escapes de automotores, ladridos de perros sin control, casas fiesteras y centros de diversión, etcétera) que daña la salud física y mental de una sociedad de por sí cargada de muchas otras violencias. ¡Hasta mañana!
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