Lunes 25 de marzo de 2024, p. 22
San Salvador., Centenares de salvadoreños participaron ayer en una peregrinación para exigir justicia por el asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, cometido hace 44 años.
Tras una misa en la capilla del hospital La Divina Providencia, en el noroeste de San Salvador, donde Romero cayó abatido el 24 de marzo de 1980, los feligreses marcharon portando palmas y flores hacia la Catedral con la consigna: juicio y castigo para los asesinos
.
Tal vez el que dio la orden ya esté muerto, pero los ejecutores están todavía afuera, entonces que se haga la justicia que necesitamos
, declaró a la Afp María Teresa Domínguez, de 69 años.
El crimen está en la impunidad, todo lo que se denunció en la Comisión de la Verdad (creada por la Organización de Naciones Unidas, ONU) es intocable todavía, es una vergüenza para el país, pero hay que seguir pidiendo justicia
, declaró el cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez.
El proceso judicial por el asesinato fue reabierto en 2017, a petición de Tutela Legal, pero no avanza y nadie ha sido condenado por este crimen que contribuyó al inicio de una cruenta guerra civil de 12 años (1980-1992).
Romero murió por disparo de un francotirador mientras oficiaba misa en la capilla del hospital La Divina Providencia.
Saldo de la guerra civil
Poco después del crimen estallaron las hostilidades entre la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y gobiernos de derecha y ultraderecha, que culminaron con más de 75 mil muertos y 7 mil desaparecidos, según cifras oficiales.
En 1993, la comisión de la verdad de la ONU concluyó que existe plena evidencia
de que el mayor Roberto D’Aubuisson, fundador del partido ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista y los escuadrones de la muerte, fallecido en febrero de 1992, fue quien dio la orden de asesinar al arzobispo
.
Tras un largo proceso en el Vaticano, el papa Francisco canonizó a Romero en octubre de 2018 y lo destacó como un férreo defensor de los derechos humanos y un ejemplo de una Iglesia cercana a los pobres.
Durante la peregrinación también se clamó libertad para los inocentes encarcelados como parte de una guerra
contra las pandillas que desde hace casi dos años mantiene bajo un régimen de excepción el presidente salvadoreño, Nayib Bukele.