Un mensaje en tono de broma publicado hace cuatros años en redes sociales en el Día de los Inocen-tes llevó a la directiva de los Diablos Rojos del México a jugar con las posibilidades para traer a los Yanquis. Después de arduas negociaciones, la hazaña se logró y recibirán hoy y mañana los Bombarderos del Bronx en el estadio Alfredo Harp Helú.

Estos juegos tienen una gran relevancia, pues ayudan a que el beisbol mexicano esté en el ojo internacional, es reafirmar que México es una gran plaza a escala mundial para este deporte, aseguró Jorge del Valle, gerente deportivo de la novena escarlata.

La última vez que la franquicia neoyorquina pisó territorio mexicano fue hace 56 años, cuando enfrentaron en dos encuentros amistosos a los Diablos Rojos en el extinto Parque del Seguro Social. Desde entonces, el nombre del equipo más ganador de las Grandes Ligas del Beisbol (MLB) sólo resonaba de manera lejana entre la afición por sus logros y jugadores estrella en el torneo estadunidense.

Si en la primera visita de los Yanquis se recuerdan las actuaciones de los legendarios Mickey Mantle y Bobby Cox; ahora, el equipo vie-ne con un plantel alterno sin estrellas como Aaron Jugde, Juan Soto y Gerrit Cole. No obstante, el mánager Aaron Boone recurrió a los titulares Giancarlo Stanton, Jonathan Loáisiga, Oswaldo Cabrera y Anthony Volpe.

El juego también servirá para reforzar la conexión de los beisbolistas tricolores con sus orígenes. El cátcher José Treviño, de ascendencia mexicana; el lanzador Víctor González, quien se formó en la academia de los Diablos Rojos, así como las promesas deportivas Luis y Jared Serna son parte del roster de Nueva York. Sólo destacan las ausencias de Alex Verdugo y Luis González.

En contraste, los Diablos Rojos mandarán a la lomita a Trevor Bauer, su refuerzo estrella y quien busca una oferta para retornar a la MLB después de una polémica por agresión y abuso sexual. También pondrán a prueba a Robinson Canó, uno de los más destacados ex ligamayoristas que ahora firmó con los escarlatas.

Del Valle reconoció que las principales complicaciones para realizar estos encuentros entre equipos de México y Estados Unidos fueron temas administrativos, sobre todo con el sindicato de jugadores de la MLB, pues buscan el bienestar de los peloteros.

Para cerrar el acuerdo con los Yanquis, los Diablos debieron cumplir estrictos requisitos, que iban desde un acondicionamiento especial para la cancha del estadio Alfredo Harp Helú, lo cual significó una costosa remodelación con tecnología que sólo se utiliza en la MLB; modificaciones a la casa club con fibra óptica para la banda de Internet, hasta un protocolo específico de seguridad.

Así, la franquicia neoyorquina arribó anoche al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, donde se desplegó un amplio dispositivo de seguridad organizado por el equipo y el gobierno mexicano.

Los juegos serán una prueba para los Diablos Rojos rumbo a la temporada de la LMB, pero también se pueden convertir en una puerta para traer de manera más continua a planteles del torneo estadunidense.

Ahora otros equipos preguntan cuándo van a venir. Esto puede ayudar para que tengamos más partidos de exhibición (con equipos de la MLB), lo cual es importante para el mercado internacional del beisbol, concluyó Del Valle.