La exposición Elizabeth Catlett y Francisco Mora, compañeros en el arte y en la vida abrió sus puertas este sábado en el Museo Nacional de la Estampa (Munae), donde su director, Emilio Payán, señaló que ambos creadores son fascinantes, además de que su complicidad es evidente, pues compartieron un lenguaje plástico y abrevaron uno del otro en sus intereses ideológicos y técnicos.

Con curadudía del artista visual, investigador y docente Arturo Rodríguez Döring, la muestra reúne 36 piezas de Catlett (1915-2012) y 55 de Mora (1922-2002), entre grabados, pinturas, bocetos y panfletos.

Acompañado por Döring y Juan y Francisco Mora Catlett (hijos de los artistas), Payán explicó en entrevista con La Jornada: “a Elizabeth la estamos recuperando debido a que era una artista olvidada, por lo menos estaba en archivos de museos y aquí teníamos poca obra; la mayor parte de lo que exhibimos es fruto de la colección de la familia.

“En la actualidad hay reconocimiento hacia ella por todo el trabajo que hizo, por lo que implica ser expulsada de Estados Unidos; después vino a vivir a México, conoció a Francisco Mora y también formó parte del Taller de la Gráfica Popular, aunado a que realizó principalmente labor de denuncia sobre la discriminación y la mujer.

“Las nuevas generaciones que no conocen a esta pareja tienen un legado ideológico en sus manos y en la parte técnica de la gráfica; se maneja la litografía, el collage y el linóleo.”

Decenas de visitantes admiraron la producción gráfica de la pareja, encaminada al beneficio de los intereses del pueblo (en el caso de Mora) y la lucha incansable contra el racismo y en favor de los derechos de las mujeres (Catlett).

Una de las obras más representativas de Catlett es la serie Links, la cual reúne bolígrafo y collage, litografía y serigrafía, y da cuenta de los complejos procesos y recursos gráficos empleados por la artista en los años 90, los cuales incluyen medios fotomecánicos y digitales. En las tres piezas aparecen tres mujeres tomadas de la mano.

Los espectadores podrán apreciar obras que hablan acerca del campo, la minería, los contextos educativos y la historia nacional, así como el costumbrismo, los derechos civiles, las problemáticas sociales, la mujer negra, el baile y la música, entre otros.

▲ Tacones altos, 1988, de Francisco Mora. Serigrafía (9/40)Foto colección The Elizabeth Catlett-Mora Family Living Trust

En el caso de Mora, uno de sus grabados impresos más sobresalientes es Yankis, fuera de Guantánamo ¡Guantánamo es de Cuba!

Arturo Rodríguez Döring comentó a este diario: “siempre me interesó la presencia de Elizabeth Catlett en México, mientras Francisco Mora fue opacado por los grandes grabadores mexicanos, como Alfredo Zalce, Arturo García Bustos, Adolfo Mexiac y Pablo O’Higgins.

Dar a conocer especialmente la obra de Mora es un reto que requirió muchísima investigación. En el caso de Catlett es un poco más conocida, aunque no tenemos nada de su escultura. Este montaje es una lección de historia. Empieza con la Reforma, la guerra de secesión en Estados Unidos, y termina en los años 70, 80, con el movimiento de las Panteras Negras. Tardamos como año y medio en recopilar este material, que se encontraba en el taller de ambos en Cuernavaca, Morelos.

Juan Mora Catlett dijo que “la política cultural en México tuvo pánico al arte social por muchos años debido a que alude a los problemas del país, pero además tuvo un impacto popular.

Me parece importante esta exposición conjunta porque es un puente entre culturas. Mi madre era originaria de Washington y mi padre de Uruapan y vivieron una vida de mucho equilibrio. Juntos hicieron arte social de alta calidad.

Respecto de la construcción de un centro cultural que conserve el acervo de ambos artistas, Francisco Mora Catlett informó que el plan sigue en fase embrionaria, sobre todo, por el problema de financiamiento.

Mis padres hicieron su obra para sus respectivos pueblos, no para galerías ni museos. Y es justo lo que queremos, dejarles su legado.

La exposición Elizabeth Catlett y Francisco Mora, compañeros en el arte y en la vida se puede visitar de martes a domingo de 10 a 18 horas en el Munae (Hidalgo 39, Plaza de la Santa Veracruz, colonia Centro). La entrada cuesta 65 pesos. Concluye el 23 de junio.

Además del mencionado montaje, este recinto también exhibe Decir luz es decir sombra: Saúl Kaminer, en la que el artista, a decir del curador Jaime Moreno Villareal, sondea un aspecto desarrollado en sus grabados y estampas, como en sus cuadros pictóricos, sus piezas de cerámica y esculturas: los traslados del plano a la tercera dimensión.