Viernes 15 de marzo de 2024, p. 11
A pesar que las mujeres encarceladas aún representan una porción pequeña del total de personas presas, el número de ese sector ha ido aumentando de modo significativo en los últimos 10 años, dijeron integrantes de organizaciones de mujeres.
En el foro De la criminalización a la reinserción, que organizó X Justicia para las Mujeres, se dijo que ellas generalmente viven en un contexto precarizado, no tienen acceso a servicios públicos, encaran discriminación de género, racismo, la mayoría son madres, tienen dependientes económicos y han sido puestas en la mirada de la política punitiva
enfocada en el trafico de drogas.
Apuntaron que el encarcelamiento de mujeres no sólo las afecta a ellas, sino también a sus familias, en particular a niños, adolescentes, porque no son vistos como parte de las políticas de infancia, sino como adultos, son estigmatizados en sus comunidades y el Estado no los protege e incluso son criminalizados.
María Luisa Villanueva Márquez permaneció 25 años presa en Atlacholoaya, Morelos, de manera injusta y fue torturada: El primer obstáculo que enfrentamos antes de la prisión es a la desigualdad, la falta de oportunidades, violencia familiar. En la cárcel, las mujeres somos invisibles para el Estado. Piensan que invertir en nosotras es dinero perdido. En prisión, nunca conocí una ginecóloga, no hay modo de estudiar preparatoria; el estado no quiere invertir en las internas
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Los grupos sostuvieron que a las mujeres se les castiga a distintos niveles, por un lado la falta de apoyo del Estado; están directamente ligadas a la comisión de delitos porque al existir pocas oportunidades o estar estereotipadas, no se cubren sus necesidades y las de sus hijos. En prisión, de nuevo los estereotipos juegan contra ellas; se las ve como malas madres, malas mujeres, viven violencia, se enfrentan a tortura, viven en una falta constante de servicios de salud, trabajo, educación
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