En su visita oficial a México, Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia caminaron entre las obras de Rivera, Orozco, Rodríguez Lozano y Alfaro Siqueiros
Viernes 15 de marzo de 2024, p. 3
El Palacio de Bellas Artes recibió la noche del miércoles la visita de los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia, quienes realizan una visita oficial a México, marcada por la cultura y los negocios. El rey Carlos XVI Gustavo es la cabeza de la monarquía sueca desde 1973.
Estuvieron acompañados por Gunnar Aldén, embajador de México en el país nórdico; la subsecretaria de la Secretaría de Relaciones Exteriores, María Teresa Mercado; la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), Lucina Jiménez; Mariana Aymerich, directora general de Promoción y Festivales Culturales de la Secretaría de Cultura federal, y Salvador López López, director del Ballet de Amalia Hernández.
En el recinto, que en septiembre cumplirá 90 años, los reyes suecos disfrutaron de una función del Ballet Folclórico de Amalia Hernández. Además de apreciar el telón de cristal de Tiffany del teatro del Palacio, los invitados pudieron presenciar una amplia gama de bailes tradicionales representativos de todos los rincones del país, como la danza del venado y los sones jarochos.
Posteriormente, a invitación de la titular del Inbal, realizaron un recorrido por los murales que allí se encuentran y son autoría de artistas como Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo y Manuel Rodríguez Lozano. Conocieron también la historia del Palacio de Bellas Artes, edificio diseñado por Adamo Boari, que aloja una colección de 17 murales creados en 35 años.
Los reyes suecos recibieron descripciones detalladas de murales como Nueva democracia, obra que le fue comisionada a Siqueiros en los años 40 del siglo pasado para conmemorar el aniversario de la Revolución Mexicana. El 20 de noviembre de 1944 fue inaugurado el panel central, cuyo título original era México por la democracia y la Independencia. Al año siguiente, el muralista añadió otros dos tableros, Víctimas de la guerra y Víctimas del fascismo, que conmemoraban la victoria de las fuerzas aliadas sobre el eje Berlín-Roma-Tokio. Así se formó el tríptico conocido hoy como Nueva democracia.
Parada obligatoria fueron los murales de Diego Rivera, entre otros, los frescos sobre bastidor transportable como Revolución rusa o Tercera Internacional (1933) y Carnaval de la vida mexicana (1936), inspirado en las fiestas de Huejotzingo, Puebla, que consta de cuatro paneles: México folclórico y turístico, La dictadura, Danza de los Huichilobos y Agustín Lorenzo.