e acuerdo con la nota de Dora Villanueva en estas páginas, Fitch Ratings sostiene que no hay riesgos importantes para modificar la calificación crediticia de México derivados del proceso electoral en curso. Reconoce que Sheinbaum parece lista para ganar
. El dato significativo para esa empresa es que lo que pudiera hacerse para avanzar está atado al desempeño de Morena y sus aliados en el Congreso
. La cuestión está en el resultado de la votación para elegir Congreso, porque la Presidencia está resuelta. El reconocimiento es relevante, ya que señala que la democracia mexicana surcará el proceso de renovación presidencial sin problema.
Fitch, como todas las calificadoras, trabaja para inversionistas, a los que les informa sobre los riesgos existentes y les indica si debieran mantener sus inversiones en México o si les conviene retirarse. Para ello tienen una calificación, lo que llaman la nota crediticia. En nuestro caso es BBB-, con perspectiva estable, que quiere decir que las emisiones de deuda gubernamental en el mercado mundial tienen grado de inversión, pero de calidad inferior. Si la calificadora fuera Moody’s la terminología sería Baa 3. Importa la nota, pero también la visión futura, lo que denominan la perspectiva: su apreciación respecto a la posibilidad de que se modifique a corto y mediano plazos la calificación crediticia. Para modificar esta calificación concurren diversas mediciones que pudieran dar lugar a llevar nuestra calificación al renglón inferior BB-, que indicaría que los inversionistas tendrían que abandonar sus posiciones en bonos mexicanos.
Para Fitch, Sheinbaum será presidenta, pero hay incertidumbre sobre políticas relevantes: en materia fiscal, la que se ocupa de los ingresos públicos y del gasto público. El Presupuesto de 2024 prevé un déficit fiscal de 4.9 por ciento del PIB, lo que es significativo y complica el panorama de los años siguientes. Por tanto, es importante saber qué haría el nuevo gobierno para incrementar los ingresos públicos. Fitch señala que se incrementaron los ingresos tributarios en este sexenio con medidas administrativas, que ya no generarán ingresos adicionales. Hay margen si se incorporan los informales a la tributación y se tiene éxito en el combate a la evasión, pero serán insuficientes. Por ello, las finanzas públicas debieran fortalecerse con una reforma fiscal. Esta reforma, sin embargo, no fue planteada entre los 100 puntos. De modo que persiste un riesgo importante de que el déficit fiscal se amplíe y que hubiera que tomar deuda neta adicional en los primeros años del siguiente sexenio.
Otros dos riesgos que interesan a Fitch son: la deuda de Pemex y la generación de energía verde. Pese a los apoyos financieros a Pemex en esta administración su situación sigue siendo débil. La necesidad de recursos frescos para sanearla de manera definitiva es evidente y la estructura actual de los ingresos tributarios y no tributarios no permite visualizar salida. Se trata de un problema abierto que requerirá atenderse y, de mantenerse la noción de que no hace falta incrementar los ingresos tributarios con una reforma fiscal, su solución se complicará.
La otra preocupación es la generación de energía verde como parte de la estrategia para atraer empresas que aprovechen nuestra situación comercial, el nearshoring. Sobre esto, la posición de Sheinbaum es contundente: entre sus planteamientos fundamentales está construir una república soberana con energía sustentable, protectora del medio ambiente y sus recursos naturales. De modo que sobre esto se avanzará.
Buena parte de los 100 puntos propuestos el primero de marzo pueden instrumentarse con mayoría simple en el Congreso. Pero otros de mayor calado requieren cambios constitucionales, es decir, mayoría calificada: 330 diputados y 84 senadores, más mayorías calificadas en 21 congresos estatales. Esta es la verdadera disputa en este proceso electoral. ¿Morena y sus aliados obtendrán las mayorías calificadas que les permita hacer las modificaciones constitucionales que se han propuesto? Fitch sugiere que este propósito de lograr la mayoría calificada no se cumplirá, por lo que es probable que Sheinbaum tenga las mismas dificultades que AMLO y que, por ello, sus propuestas de fondo no podrían aprobarse. Este es el riesgo mayor.
Por supuesto que hay muchos otros riesgos, algunos que podrán manejarse y otros que pudieran complicar significativamente el panorama en los siguientes años. La elección estadunidense con un triunfo de Trump, que no preocupa a Fitch, si debiera preocupar al equipo económico de Sheinbaum. Prepararse para esta eventualidad es indispensable. Pero lo que hay que retener es que desde la visión de esta calificadora, que se transmite a muchos inversionistas, las elecciones próximas no representan un riesgo para la nota crediticia de México, digan lo que digan los opositores.