Feminismo más allá de los poderes // No bastan cargos ni paridad // Simulaciones e injusticia // Mensaje de Claudia: no relección
s evidente la notable incorporación progresiva de mujeres a cargos de representación política y ejercicio de gobierno. Para no ir tan lejos: la silla presidencial tendrá este año a una mujer como ocupante, por primera vez, y en general se sostiene una proporción paritaria en candidaturas y no tanto, pero también, en gabinetes.
No es suficiente la cuantía proporcional ni la paridad numérica, pues con frecuencia los mandos masculinos designan a mujeres en cargos o les asignan candidaturas por necesidad convenenciera, pose electoral y exigencia legal, aunque a la hora del ejercicio práctico del poder las relegan o disminuyen en sus funciones (un ejemplo fue visible, pero no solo ése, en el primer tramo del presente sexenio en la Secretaría de Gobernación).
Pero la experiencia cotidiana de las mujeres de a pie sigue siendo difícil por la subsistencia de la cultura machista o patriarcal (que simula atenuaciones o remodelaciones para tratar de sostenerse en las nuevas circunstancias) y, en especial, por la incapacidad e ineficacia de los mecanismos del Estado mexicano para protegerlas en una primera instancia preventiva o, ya frente a hechos delictivos consumados, para otras formas de cuidado y procuración y administración de justicia.
En ese contexto difícil, e incluso con la referencia inmediata del portazo en Palacio Nacional por parte de activistas del movimiento de Ayotzinapa, se producirá este viernes una movilización que reivindicará demandas y logros de un feminismo expansivo y vigoroso. Al paso de las marchas que se realizarán en varias partes del país, y particularmente en la de la Ciudad de México, habrá grupos convencidos de la necesidad de ir contra símbolos del poder, incluso mediante acciones físicas.
Más allá de lo que suceda en estas marchas, lo cierto es que la problemática femenina está cada vez más presente en la discusión pública, y que el inminente acceso de una mujer a Palacio Nacional (muy probablemente Claudia Sheinbaum) debería conllevar la adopción de mejores políticas de atención a las mujeres, en especial en el acompañamiento y defensa de mujeres agredidas, en busca de justicia y protección.
En otro tema: es relevante la propuesta de reforma constitucional que desde ahora anuncia Claudia Sheinbaum para prohibir la relección a cualquier cargo de elección popular. De ganar la Presidencia de la República y hacer avanzar tal propuesta (que paradójicamente tendría que ser aprobada por los mismos legisladores que en buen número estarán en sus asientos gracias a la relección), estaría frenando la tentación de continuismo en los cargos que en los hechos está creando una perniciosa casta política, como en los tiempos del porfirismo.
Es inevitable anotar que, igualmente, con esa reforma se apagarían las pretensiones de algunos férreos seguidores del obradorismo que, a contrapelo del contundente rechazo del futuro residente de la finca La Chingada a mantenerse en la política, consideran que una mayoría legislativa calificada de Morena y sus aliados podría abrir la puerta a relecciones discontinuas, incluso en el máximo cargo nacional.
Y, mientras ayer la escritora y entrevistadora Sabina Berman señalaba: la derecha ha sido arrasada por esta lucha feminista. Soltaron todas sus banderas machistas. (Por ejemplo), ya soltaron la lucha contra el aborto legal y gratuito que enarbolaron durante décadas, ya ni quien la recuerde. Ya soltaron la idea de que somos empleadas domésticas gratuitas y de que por amor las mujeres hacen lo que hacen en los hogares
. Consideró además que la veta más radical del feminismo se va a ablandar con la presencia de una Presidenta, siempre y cuando ésta convierta en política pública el feminismo
(https://goo.su/rdYT76F), ¡hasta el próximo lunes, con los padres y madres de los 43 respondiendo al presidente López Obrador que no irán a ninguna reunión condicionados a que no los acompañen sus abogados y que no se arrodillarán ante el poder presidencial!
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