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Controla tu ego, dijo Quincy Jones a las estrellas de We Are The World
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▲ Fotogramas de los documentales que hacen honor al acto altruista y al productor.Foto cortesía de Netflix
 
Periódico La Jornada
Martes 5 de marzo de 2024, p. 8

Dos documentales en línea en los que reina la música roban el alma estos días. El primero expone imágenes inéditas de grabación de We Are The World, sencillo de 1985 que reunió no a un conjunto de estrellas estadunidenses de la música, sino a un colectivo de chamacos de diversas edades exponiendo su quehacer, sobre todo su espíritu por una causa altruista (la hambruna en África). Este acto hizo a la música digna de ser llamada arte, como se puede apreciar en la película del mismo nombre de la canción, que se exhibe en Netflix.

Dirigida por Bao Nguyen, profundiza en aquella reunión de hace 39 años, cuando las estrellas se apiñaron solas, sin mánagers, representantes o seguidores, en un estudio de Los Ángeles para grabar la misma noche que se llevaban a cabo los American Music Awards, en los cuales uno de los encargados de componer We Are The World, Michael Jackson, prefirió trabajar en el estudio en lugar de recibir algún premio; el otro, Lionel Richie, presentador y competidor, se llevó seis de esos galardones.

Una de las estampas del documental muestra a un señor que la mayoría de las horas de la sesión se la pasó, en apariencia, perdido. Su mirada de niño mostraba a un artista preocupado por su participación, muy breve, como la del resto de sus colegas. A la hora de ofrecer su canto no sabe qué hacer. Busca a un compañero para que le ayude con el tono con el piano eléctrico; se trata de Bob Dylan, que se acerca a Stevie Wonder, y quien no le dice cómo cantar: simplemente imita al que en años posteriores ganaría el Premio Nobel.

El otro documento fílmico que se puede ver es Quincy, precisamente sobre la vida de Quincy Jones, quien orquestó el proyecto de We Are the World, bajo la idea de otro pilar de los representantes culturales de la negritud en Estados Unidos, Harry Belafonte.

El filme muestra cómo un niño negro que tuvo que sobrevivir al lado de su abuela, una ex esclava en el Chicago de los años 40, destacó en todo lo que se propuso. Es decir, en convertirse en uno de los artistas más importantes de Estados Unidos en el siglo XX y catapultador de carreras de cantantes como Frank Sinatra, así como productor de los mejores discos de Michael Jackson. Jones es creador de unos 2 mil 900 temas, sin contar sus decenas de arreglos y scores cinematográficos. Rashida Jones, una de sus seis hijas, narra la monumental contribución de su padre a la historia negra.

Es difícil pensar en una historia de pobreza a riqueza más cruda que la de Quincy. Mientras crecía se alimentaba con lo que podía conseguir, lo que a menudo significaba ratas. Las comimos porque eso era todo lo que había, afirma en la cinta. Su abuela era la matriarca porque su madre padecía problemas mentales.

Al resumir su infancia, recuerda: ¿Ves esto?, señalando una marca en los nudillos. “Nos metimos en una calle equivocada; tomaron una navaja automática y me clavaron la mano a una cerca. Yo tenía siete años. ¿Ves esta aquí? –dice, destacando una abolladura en la sien. Fue un picahielos”.

Un niño negro comía ratas

Asombra que ese niño negro que creció en medio de la pobreza y acosado por el racismo haya obtenido 79 nominaciones al Grammy y fuera el productor del álbum y la canción más vendidos de todos los tiempos, Thriller. Cuando la misión Apolo 10 de la NASA orbitó la Luna, fue su música la que tocaban (Fly Me to the Moon, con Frank Sinatra).

Quincy fue codirigido por su hija la actriz Rashida Jones y Alan Hicks. En la actualidad, el productor, que ya tiene más de 80 años, se prepara para lo que podría ser su último gran proyecto creativo: un concierto que celebra la música negra y el lanzamiento de un museo dedicado a la historia de esta raza.

El éxito tiene un costo, y para él fueron sus relaciones familiares las que sufrieron mientras trabajaba y viajaba constantemente por el mundo. Tuvo seis hijas y un hijo de diferentes madres. Los créditos finales de Quincy se interrumpen de manera conmovedora con el fragmento de una antigua entrevista televisiva. ¿Hay algo en lo que no tuviste éxito?, le pregunta el presentador, ante lo que Jones hace una pausa antes de reír y decir: ... ¡el matrimonio!

Hace 39 años, las estrellas musicales llegaron a un estudio en Los Ángeles. A la entrada, el propio Quincy Jones encargó poner un letrero que dictaba Controla tu ego en la puerta.

La lista de los cantantes que grabarían We Are the World, encargada por el propio Quincy Jones a Lionel Richie, un mes antes, incluía a Willie Nelson, Bob Dylan, Ray Charles, Diana Ross, Stevie Wonder, Smokey Robinson, Paul Simon, Tina Turner, Dionne Warwick, Billy Joel, Huey Lewis, Kenny Loggins, Bruce Springsteen, Cindy Lauper… y otros artistas, que ahora, en el documental se pueden apreciar desde un punto de naturalidad.

Es una celebración del poder de la creatividad y el poder de la humanidad colectiva, dijo la productora Julia Nottingham. Sabía que era importante recrear esos recuerdos simplemente entrando a esa habitación y lo que esa energía creaba para ellos, señaló el director Bao Nguyen, que sólo tenía dos años de edad cuando salió el sencillo.

Los realizadores combinaron imágenes inéditas de la sesión con audio del periodista David Breskin, que fueron tomadas con cuatro cámaras. La película, de unas dos horas, expone detalles gloriosos, como a los artistas reuniéndose alrededor de Stevie Wonder en un piano para la primera versión, y Richie, siempre el embajador del proyecto, suavizando posibles disputas.

Conseguimos que vinieran los adecuados. Y luego, una vez que nos dimos cuenta de que estábamos tratando de salvar vidas de personas, ya no se trata de nosotros, dijo Richie.

El documental centra el esfuerzo en el activismo de Harry Belafonte, quien había dado la alarma sobre la hambruna en Etiopía, y tenerlo en el estudio fue conmovedor. Sobresale cuando el grupo, exhausto y mareado en las primeras horas de la madrugada, le dio una serenata a la leyenda con una versión espontánea de Banana Boat.

También hay imágenes de Bob Geldof, quien fue una fuerza impulsora detrás de Live Aid, inspirando al grupo en un discurso antes de la sesión, que fue como el primer día en el jardín de niños, aseguró Richie.

La decisión de elegir esa noche en particular para grabar el sencillo se tomó para aprovechar la afluencia de la realeza musical que asistía a los American Music Awards, presentados por Richie, quien participó dos veces y ganó seis premios.